25.10.25
Conversaciones en el albergue de Arrés. O contra la dignidad de la montaña.
Duele mucho escribirlo pero, tras haberlo comprobado en mis carnes y de otros tantísimos, vida privada en Aragón solo se puede tener fuera de las viejas y más aún de los viejos del visillo, en Zaragoza. También es posible, episódicamente, en el territorio de los esquiadores y montañeros coleccionistas de picos el fin de semana o en los albergues del Camino de Santiago si hay suerte y la perdiz se levanta.
Por dimensión y desinterés, especialización y après escalada en el bar de los Montañeros en Sabi, por devoción o simple amor por la historia, son islotes que pueden propiciar la conversación abierta y distendida, casi hasta la democracia directa.
En el Coso de Huesca, el tendido de la plaza de toros de Ejea o las arcadas de la subdelegación del Gobierno en Teruel nadie empieza de cero. Uno es uno y sus circunstancias posturales, lo que verdaderamente importa incluso en un proceso propio de despido o enfermedad: la familia como instrumento de comparación, la caza furtiva, el ciclismo yonki y los padres del equipo de fútbol del zagal.
La Canal de Berdún tiene suerte con los albergues de Santa Zilia, Arrés, Artieda y Ruesta, aunque cierren por falta de actividad las tres cuartas partes del año, aunque condenen a los albergueros profesionales y ayuntamientos a engrasarlos porque los adjudicatarios de su gestión deben pagar la misma cuota de autónomos que un bar Alberto hasta el amanecer de los de tapas de Tarazona en la ribera del Queiles. Aunque demos esa imagen a los que andan de toda Europa o fuera de Aragón: esto no es Navarra, y el bar estará abierto… O no… (Aragón caníbal, y no vamos a renovar las web para informar).
Lo que es tramposo, injusto, un agravio y, aunque existan políticas que auspicien la llegada de familias a los núcleos envejecidos que presten algún tipo de servicio, condiciona completamente su viabilidad. Como lo hace que rompan el cascarón de ser buenecicos y mansos, y se presenten a los sorteos de lotes, pidan un huerto del Ayuntamiento o soliciten participar en un debate sobre si talar árboles con una altura tal que si se incendian amenazan tejados.
Si en verano y Semana Santa el poco beneficio les hace tener que llegar a contratar algún camarero, kaput. Si no lo contratan pero aman bajar al río a meditar, no podrán tampoco.
Lo verdaderamente importante es interno, incumple la ley de transparencia. Son costumbres de oscuridad, decisiones de la tribu, de los JTV que así se saludan (los de Jaca de toda la vida) y aunque hayan fabricado hijos técnicos para la exportación.
Los nuevos pobladores, ver, oír y a callar. O terminan en el Caso Fago, en que te hagan el vacío en el bar de tu pueblo por opinar ante uno que tiene una empresa de guías turísticos que estás en contra de la unión de estaciones de esquí por Canal Roya (me callaron en cantidad y en calidad) y, a poco que sepas sentir, terminas como el personaje francés de “As Bestas”. Y mueres matando porque ya no tienes nada que perder.
¿De eso va la concentración programada el domingo en Jaca, por la dignidad de la montaña?
¿Qué entienden por dignidad los concejales del territorio, los alcaldes con intereses inmobiliarios, las alcaldesas trepas de los partidos? ¿Se va a considerar una iniciativa urbana, cocida desde la ciudad para enseñarnos cómo tenemos que cazar? ¿Va a asistir alguno entre los más profundos conocedores del territorio, los ganaderos que están trashumando?
Pues conversaciones como éstas, acerca de la geología que ha dado origen a las canales (los valles este a oeste del Pirineo), por qué los campos se ven tan bien trabajados cuando ningún urbanita recuerda las concentraciones parcelarias, qué sucede para que ese milagro de apertura conversacional tenga lugar en Arrés pero no se pueda en Ansó que se está viniendo culturalmente abajo menos un día al año, es para lo que sigue maravillando el eco del Camino de Santiago, y sus ingenuos perseguidores.
Esos que tanto recuerdan a los nuevos pobladores del medio rural, a la búsqueda de una beatífica oportunidad de ser ellos cuando no lo han conseguido en sus medios urbanos y la ciudad donde hubieran podido llenar sus vacíos es puta y desalmada.
También Arrés permite una demorada y alcohólica conversación con peregrinos franceses, los tres de izquierdas y uno laico argelino –qué milagro y rara avis-. Según ellos Pedro Sánchez es el único dirigente europeo con los huevos bien puestos de enfrentarse a Trump, y dicen que en la muy conservadora Jaca, que prefiere de toda la vida la indignidad de la montaña, comercial con ella y ser una sucursal de Donosti, han visto colgadas más banderas palestinas que en toda Provenza junta.
Suerte tenemos de Arrés y su albergue, de que el Camino de Santiago sin necesidad de centros interpretativos sea un abierto lugar de encuentro y de los hombres y mujeres de buena voluntad, que ya tienen dignidad, que revindicarán este fin de semana que la tengan rocas y valles inanimados.
Un día sí lo estuvieron: fueron un paisaje y paisanaje que produjo ante la naturaleza aplastante relatos, derecho y dignidad que aplicaron a las rocas y sus animales. Gastaron buena educación y fueron furtivos para comer. Sus nietos cazan por ansia viva con su tercer vehículo especial y van a almorzar a su segunda residencia, su corral en que son ellos. Todo esto Vox lo sabe.
23.10 Luis Iribarren
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