28.7.22

La Campana de los Perdidos de Zaragoza


En el interior de este campanario podemos ver dos campanas ligeramente escondidas. Es la zona alta del campanario de la torre de la iglesia de San Miguel de Zaragoza, y en su interior está la (nueva) Campana de los Perdidos, un ejemplo que retrata maravillosamente años viejos, siglo XVI como poco, historias rurales de unos terrenos a veces muy pantanosos, sin luz, con nieblas y a donde iban los agricultores a realizar sus labores y en donde a veces se desorientaban por los abruptos terrenos con niebla y altos árboles muy frondosos. 

Y para ello estaba la Campana de los Perdidos, para sonar con 33 campanadas, desde que se hacía de noche hasta que se cambiaba de día, cada media hora, para indicar a los posibles perdidos el camino de vuelta a su barrio.

En la actualidad se sigue tocando pero un solo toque y a las diez y cinco de la noche, para diferenciar su toque del de las horas.

Es cierto también que en aquello años las campanas de las iglesias tocaban a ciertas horas para advertir que se cerraban las puertas de la ciudad y que las personas que quedaban fuera de las murallas serían considerados "perdidos o personas sin domicilio" y entonces detenidos. 

Lo cierto es que en la zona de San Miguel hubo varios accidentes, algunos mortales, por personas que en aquellos siglos se perdían y se decidió dar estos toques de advertencia tras algunos intentos de hacerlo con unas luces que sirvieran de faro.

El tipo de sonido por la propia campana, el número de toques y el uso de sus repicoteos, servían para advertir a los ciudadanos qué se quería transmitir con el toque de campanas, si era un incendio, era una hora determinada, un aviso de peligro o de ceremonias religiosas.

Podemos observar también en la veleta, a un San Miguel y su dragón silueteados sobre el cielo.


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