Efectivamente no es habitual, ver el Ebro a su paso por Zaragoza tan seco, siendo junio todavía. Las islas han ido creciendo durante algunos años, en espera de que alguna riada se las llevara. Se han ido llenando de aves y de maleza, creando un hábitat que parece incluso natural. Pero no lo es, pues gran parte de sus tierras son todavía de las no retiradas cuando las obras de la Expo 2008. Ahora las algas o macrófitos, proliferando por varias causas, se ha adueñado del Ebro a su paso por la ciudad.
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