A veces la falta de dinero no es un obstáculo, pero sí lo es la falta de ideas. Zaragoza, es el paradigma de proyectos incumplidos, paralizados o inacabados. A la deuda arrastrada, la histórica racanería del gobierno autónomo para con esta ciudad y el olvido del Gobierno Central, se unen a la pésima gestión municipal donde no existe ningún proyecto de ciudad.
Pasan los años y ejemplos como el Gran Teatro Fleta, el túnel de la A68 de Delicias, la Av. Cataluña o Tenor Fleta y tantos otros son la imagen de una ciudad paralizada. Hacen de la falta de liquidez la excusa sistemática para justificar su ineficacia a la hora de sacar adelante obra pública pero también la que ya está hecha, como los edificios más emblemáticos de la EXPO.
Fui a ver este fin de semana la Torre del Agua en la visita simbólica a la que asistimos unos centenares de personas. Sigue siendo un ejemplo de abandono de una multimillonaria inversión de lo que fue una revolución en la arquitectura de la ciudad. Este maltrato es extensible a otros edificios emblemáticos.
Pabellón de España, recientemente rehabilitado con un alto coste que sigue sin uso por el gobierno estatal. Pabellón Puente, joya arquitectónica de la malograda Zaha Hadid, ahora abierto unas horas durante unos meses. Pabellón de Aragón, adornado de grafitis en su base y refugio de palomas, o un telecabina sin viajeros.
Lo que podían ser recursos turísticos y económicos, que alargaría la estancia del visitante, más allá de la parada de unas horas en el trayecto Madrid Barcelona se deja morir por inanición. El escaso interés y la nula capacidad para darles vida, puede acelerar su total degradación. Esta Zaragoza moderna, que otras ciudades quisieran, se irá al traste y con ella cientos de millones del dinero de todos. Así somos.
Daniel Gallardo Marin
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