Por un fallo técnico que algunas organizaciones están presionando para que no se repare, el azul de Vadorrey no está funcionando y no retiene la poca agua que lleva el río Ebro a su paso por Zaragoza. El aspecto en esta zona es además de vacío de deporte de agua, triste por la posible idiotez de algunas personas con mando en plaza, que se creen con razones para tener una mirada de siglos pasados hacia una ciudad como Zaragoza.
Hay que viajar más, ver qué se hace en ciudades españolas con sus ríos urbanos. Viajar a Europa y aprender. No se puede plantear para un río urbano en su tramo encauzado por la propia ciudad, los mismos usos e ideas que para un río natural del Pirineo. No entender esto es no entender nada de lo que supone una ciudad como elemento imprescindible para la vida. En este caso vida de personas. Los deportes sobre el Ebro se merecen el mismo cuidado e inversión que los que se realizan sobre pistas de cemento.
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