Poner acuerdos encima de una mesa de negociación entre comunidades históricas que ahora están mirándose de reojo es muy complicado, pero a su vez es muy necesario. La política está para escribir historias e Historia y por ello el intento de revitalizar la antigua Corona de Aragón con el nombre que se le busque, para trabajar más conjuntamente las sociedades de Aragón Cataluña, Valencia y Baleares (de momento) es una buena iniciativa que debe contar como poco con la mirada atenta y de aplauso de todos nosotros.
Algo similar ya hace muchos años que se está haciendo en el País Vasco junto a Navarra. Parece lógico que el Mediterráneo histórico deje de pelearse y empiece a aprender que en la nueva Europa es necesario este tipo de trabajos en común.
No nos dejemos engañar por nadie, pues enseguida saldrán los agoreros de turno. Esto no va contra España, ni contra Extremadura, Galicia o Andalucía. Esto va de "estar" en Europa con mejores defensas y proyectos, con más fuerza para defendernos en relación a territorios europeos fuertes, que sí saben lo que es unirse en objetivos comunes cuando hay algo que ya de forma histórica y como sociedad les une.
Las cuatro comunidades sumamos el 32% de la población de España. Con muy distinto peso, es cierto. Somos más del 20% de la superficie de España y el 34% del peso en el PIB español. No se trata de reivindicar, que también, pero sobre todo de aunar ideas, fuerza, deseos de ser tenidos en Europa como una Comunidad de 15 millones de habitantes.
Con casi el doble de habitantes que Austria, el triple que Finlandia o Irlanda, un 50% más que Grecia, República Checa o Portugal, y muy similar número a Países Bajos (Holanda) es lógico suponer que nos merecemos un trato en Europa similar a estos países.
Y de puerta hacia dentro, admitiendo que más pronto que tarde España será Federal y que hay varias formas de entender los Gobiernos Federales, hay que explorar todas las posibilidades. Aunque haya que hacer un esfuerzo tremendo para una pedagogía de entendimiento entre personas, entre sociedades con las que hemos jugado muchas veces al enfrentamiento en vez de hacia el entendimiento. Hay que ser generosos y en eso todos tenemos que poner mucho.
Que se haya comenzado por una Cumbre Empresarial de los diversos territorios dice mucho a favor de que es necesario este tipo de trabajo que sea capaz de poner en valor las relaciones entre sociedades. El inicio está realizado. Ahora toca seguir con calma y casi en silencio, para no preocupar a nadie que quiera poner palicos en las ruedas por intereses propios.
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