Según Aragón Digital, esas noticias al meollo y con sustancia ahogadas por tanto humo mediático y tanta presunta patria, el patrimonio aragonés va a ser exhibido por la 2 rusa.
Por un canal cultural temático, este sí, de mucha bandera. Se llama “Rusia Cultura”, ni menos ni para qué más. Que exista demuestra bien a las claras la fecunda relación del gigante dormido con las artes, como con las ciencias.
Si se profundiza sobre el patrimonio aragonés, seguro que se hará respecto de su fecunda, impactante y singular historia. Semejante a las que tuvieron los rusos de Moscú o Kiev en el medievo.
Cruce de caminos Zaragoza y puerto Barcelona a la altura o superando la importancia de Novgórod del lago Ilmen: un asentamiento crucial para entender la historia europea del Este, la profundización del legado cultural de la Iglesia ortodoxa y la escritura cirílica –Moscú como tercera Roma magníficamente escrito por Brodsky-, la generación de mercados -como también lo fue Praga- para intercambiar madera, metales preciosos y, sobre todo, ámbar del mar Báltico por productos del sur mediterráneo, de la Ruta de la Seda o del Oriente omaní, vía remontar el Volga.
A Novgórod, primer centro eslavo relevante de intercambio, acudían por la navegabilidad de su sistema de ríos-lagos los comerciantes de las ciudades de fundación germana pero hoy polacas, letonas, incluso hoy rusas y en poca medida alemanas de la Hansa y ayer y hoy suecas.
Kaliningrado de Kant, Visby de su isla, Dantzig de Walesa y Gunter Grass, Vilnius la de Sabonis, cómo no Kiel-Lübeck-Stettin que tanto aparecen en las eurocopas de balonmano…
A veces, vía Santander-Bremen-Hamburgo, los comerciantes sajones y after vikingos llevaban para intercambiar paños castellanos y catalanes, ergo aragoneses.
El sistema de los ríos y lagos Neva-Volga y el camino de Santiago, ramal aragonés… La importancia de los monasterios reales en la difusión del arte y la escritura… Las pinturas religiosas de Jaume Huguet el de Valls y los iconos medievales rusos y ucranianos… Redes…
Para todos los que niegan la importancia de las comunidades autónomas, recordarles que con respeto a las innegables reglas jurídicas del juego –otra cosa es considerarlas trucadas-, Aragón debe, puede y necesita tener su propia relación, al menos cultural, con el mundo eslavo y oriente por su historia propia. Y no solo con el inmediato que es Cataluña, principal consumidora de nuestra producción primaria.
Me refiero a cuidarlas especialmente con Japón, por pulso vital zaragozano (ejemplo de lo cuál es el magnífico Museo de Origami o los fondos de la Fundación Torralba Fortún), y cómo no con Rusia e incluso las antiguas repúblicas soviéticas antes con ella confederadas.
Es de una evidencia esclarecedora el legado vital que los niños adoptados en ese superlativo lugar han depositado en Aragón; los fascinantes músicos y compositores armenios y del resto de soviets que han completado la formación musical de los aragoneses; la relación paisajística y arquitectónica de Kazán con Zaragoza o de Samarkand-Khiva con el mudéjar y Teruel; el gusto por las estepas, los paisajes abiertos y nítidos que compartimos… La pasión pirineista rusa que encuentran en Huesca un segundo Cáucaso o Altai…
En fin, el paralelismo entre las iglesias cristianas georgianas o los monasterios armenios (patrimonios de la humanidad) con el románico lombardo del Serrablo (que injustamente no lo es)…
Es necesario rusificar Aragón, mejorar nuestras relaciones para que el principal destino de la fruta europea de calidad siga siendo ese fundamental mercado, compartir arte y cultura sin mirar atrás… Y atrás es, como en el caso de Francia, la participación soviética como suministradora del bando perdedor de lo que todos recordamos…
Todos los rusos o antiguos soviéticos y hoy otras cosas que he conocido adoran la comida y forma de vivir aragonesa, la rapidez en la respuesta y gestión de crisis que nos caracteriza, el sentido incluso de la barbaridad goyesca bajo cierto, nunca demasiado, descontrol que palpan que tenemos… Mucho parentesco de pueblo de estepa, taiga y paisaje abierto como para desaprovecharlo…
En una ocasión a mi querida amiga Marina Nikitina se le paró la respiración viendo el pantano de la Peña por primera vez, porque echaba de menos el caudal la anchura de su río Amur y se lo recordó. Pensó que era un río profundo y poderoso.
Se sintió tan llena y completa como cuando comió en el delta del Ebro un plato de anguila “all i pebre” que la devolvió a su infancia. A trasegar pescado de río.
Porque lo demás ya lo tenía y lo sigue teniendo en esa Zaragoza pero Aragón abiertos…
Hagamos institucional en beneficio de Aragón este tráfico incesante de sensaciones personales. La evidencia es que a los eslavos les gusta mucho estar entre nosotros. Pero que debe traducirse en una nueva ruta del ámbar, no solo cuidar la de la seda.
23.10 Luis Iribarren.
A veces, vía Santander-Bremen-Hamburgo, los comerciantes sajones y after vikingos llevaban para intercambiar paños castellanos y catalanes, ergo aragoneses.
El sistema de los ríos y lagos Neva-Volga y el camino de Santiago, ramal aragonés… La importancia de los monasterios reales en la difusión del arte y la escritura… Las pinturas religiosas de Jaume Huguet el de Valls y los iconos medievales rusos y ucranianos… Redes…
Para todos los que niegan la importancia de las comunidades autónomas, recordarles que con respeto a las innegables reglas jurídicas del juego –otra cosa es considerarlas trucadas-, Aragón debe, puede y necesita tener su propia relación, al menos cultural, con el mundo eslavo y oriente por su historia propia. Y no solo con el inmediato que es Cataluña, principal consumidora de nuestra producción primaria.
Me refiero a cuidarlas especialmente con Japón, por pulso vital zaragozano (ejemplo de lo cuál es el magnífico Museo de Origami o los fondos de la Fundación Torralba Fortún), y cómo no con Rusia e incluso las antiguas repúblicas soviéticas antes con ella confederadas.
Es de una evidencia esclarecedora el legado vital que los niños adoptados en ese superlativo lugar han depositado en Aragón; los fascinantes músicos y compositores armenios y del resto de soviets que han completado la formación musical de los aragoneses; la relación paisajística y arquitectónica de Kazán con Zaragoza o de Samarkand-Khiva con el mudéjar y Teruel; el gusto por las estepas, los paisajes abiertos y nítidos que compartimos… La pasión pirineista rusa que encuentran en Huesca un segundo Cáucaso o Altai…
En fin, el paralelismo entre las iglesias cristianas georgianas o los monasterios armenios (patrimonios de la humanidad) con el románico lombardo del Serrablo (que injustamente no lo es)…
Es necesario rusificar Aragón, mejorar nuestras relaciones para que el principal destino de la fruta europea de calidad siga siendo ese fundamental mercado, compartir arte y cultura sin mirar atrás… Y atrás es, como en el caso de Francia, la participación soviética como suministradora del bando perdedor de lo que todos recordamos…
Todos los rusos o antiguos soviéticos y hoy otras cosas que he conocido adoran la comida y forma de vivir aragonesa, la rapidez en la respuesta y gestión de crisis que nos caracteriza, el sentido incluso de la barbaridad goyesca bajo cierto, nunca demasiado, descontrol que palpan que tenemos… Mucho parentesco de pueblo de estepa, taiga y paisaje abierto como para desaprovecharlo…
En una ocasión a mi querida amiga Marina Nikitina se le paró la respiración viendo el pantano de la Peña por primera vez, porque echaba de menos el caudal la anchura de su río Amur y se lo recordó. Pensó que era un río profundo y poderoso.
Se sintió tan llena y completa como cuando comió en el delta del Ebro un plato de anguila “all i pebre” que la devolvió a su infancia. A trasegar pescado de río.
Porque lo demás ya lo tenía y lo sigue teniendo en esa Zaragoza pero Aragón abiertos…
Hagamos institucional en beneficio de Aragón este tráfico incesante de sensaciones personales. La evidencia es que a los eslavos les gusta mucho estar entre nosotros. Pero que debe traducirse en una nueva ruta del ámbar, no solo cuidar la de la seda.
23.10 Luis Iribarren.
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