Cerramos círculo virtuoso galliguero, completado en su día con otras entradas anteriores a las que os reconducimos. Y donde hemos festejado la floración de almendros de Murillo o la bodega sita en Santolaria de Galligo, de tan excelente factura e integración en el paisaje.
Toca ocio. Toca celebración de la sentencia con sus vecinos, toca también acercamiento de cultura urbana al medio rural.
O más bien al contrario. Toca festejar la locura, dimanante de quienes plantean proyectos ultra urbanos en el medio rural. Y suelen triunfar. No repitiendo esquemas de rehabilitación, todos importados de Provenza, de Navarra, de Catalunya y de Toscana, que ya aburren un poco.
En Aragón tenemos muchísimo más descontrol urbanístico, y por ende libertad y mal gusto que acaba siendo vintage. Pensadlo, el reino del silencio es lo que tiene.
Que se mueran de éxito rehabilitador, importa generar vida. Esos pub de Jaca donde entramos que parecen ibicencos no se imaginan en Isaba. A mí no me gusta su ambiente, pero está claro que renuevan toda una propuesta de ocio.
En Murillo hay un agropub donde he pasado grandes ratos. Algunos en las fiestas de San Bartolo.
Es un lugar francamente muy refrescante, donde los practicantes de rafting y demás deportes de aventura encuentran una música y ambiente propia de cualquier pub de Formigal en temporada alta nival.
Y no es baladí darles esta opción de ocio, que también exista para una parte de ellos un cuatro estrellas con aguas termales. Poder diversificar con senderismo, puenting o circuitos de resistencia sin salir de esta preciosa y singular localidad de 200 habitantes y, al mismo tiempo, echar un café con la alcaldesa. Lugar donde además se puede comer muy bien –modo camping y modo restaurante convencional- y comprar buen pan.
Lástima la muerte de éxito de la preciosa bodega Reino de los Mallos, que producía unos blancos fermentados en barrica mantecosos para llorar. De los mejores que he probado en mi vida, producidos en sus vides cercanas a Riglos mirando a los Mallos y recogiendo el aire fino de puerto en verano.
Agropub de Murillo, echad unas cervezas con alcohol o sin él, según conduzcáis, y disfrutad de su ambiente tan especial. Es un remanso de ocio tranquilo y de conversación interesante, en primer lugar, para los propios vecinos de la localidad.
Que cunda el ejemplo. Así volveríamos a irradiar, no es una contradicción y Marqueta lo ha apuntado certeramente, cultura urbana desde el medio rural. Donde hay mucho más tiempo para repensarla.
26/07 Luis Iribarren
No hay comentarios:
Publicar un comentario