La Plaza del PIlar de Zaragoza es de esos iconos turísticos que se llevan los visitantes en sus cámaras. Enorme y espaciosa, impresiona por sus edificios y su vacío en muchos casos. Plaza dura dispuesta para ser empleada por multitudes, en contra de la tendencia europea de crear zonas mucho más blandas alrededor de sus monumentos o bien zonas duras pero con usos diarios de mercadillos.
El subsuelo impide que por encima podamos ver zonas verdes, aunque no debería ser así, pues la plaza Salamero también tiene un garaje debajo y dispone de una frondosa zona verde por encima. Tal vez cuando se reformó la plaza del Pilar no se tuvo en consideración los posibles cambios de usos de su plataforma superior.
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