Nada es nada sin sus adornos. La Estación Internacional de Canfranc se creó como un auténtico plató cinematográfico, lleno de esos detalles que convierten en elegante a un lugar alejado del mundanal centro de operaciones.
Canfranc fue el lugar elegido para rodar una serie de la II Guerra Mundial en tiempo y vida real, cuando los espías eran de verdad y el oro siempre estaba escondido. Y para ello, la elegancia debe reinar en las miradas de los protagonistas.
—Mezclado, no agitado, por favor.
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