El declive de las ciudades y sus síntomas de crisis están más o menos consensuados, son fácilmente detectables por los que son responsables de su vigilancia social y económica. Se basan en unos condicionantes sencillos.
Detectar si crecen o decrecen los Hoteles, comprobar los datos de turismo en relación a otros años
Detectar si se amplía o decrece el parque industrial y con modelos productivos ágiles y modernos
Observar el crecimiento en tamaño de la urbe y analizar si se hace ordenadamente según en Plan programado o si or el contrario se crece de manera desplanificada, a base de ocupar tierras o malvenderlas, de ocupar terrenos industriales.
Tener una ciudad compacta o una ciudad desordenada en donde se mezclen sin orden espacios urbanos e industriales, vacíos o tierras de labor, ciudad plana o en altura, barrios cerrados junto a zonas irregulares, muy pobres y sin servicios.
Analizar el uso del transporte público urbano y si este tiene una calidad acorde a la que tienen otras ciudades de su entorno.
Analizar los movimientos de aviones, si ha crecido o descendido en el último año.
Ver los datos de violencia urbana y analizarlos
Comprobar la contaminación de su aire y el número de metros cuadrados de zonas verde por habitantes
Analizar la organización de los Distritos Municipales, si hay mucha desigualdad entre ellos, si están bien organizados y son útiles
Comprobar el estado de los servicios básicos como la Salud y la Educación
Estudiar las opciones de acceso a la vivienda en relación a la media de ingresos por los trabajos medios.
Observar si resulta una ciudad atractiva para los comercios en crecimiento en el propio país.
Más o menos estos datos indican la calidad de vida de una ciudad, sus opciones de mantenerse en buenos datos y con un camino de futuro que garantice opciones de crecimiento ordenado y planificado.
No son necesarios opciones de crecimiento para creer que una ciudad es una urbe de calidad de vida como se dice de Zaragoza. Somos la segunda ciudad española en calidad de vida. Está muy bien valorada por sus propios ciudadanos en todos los aspectos básicos. Solo flojea un poco en limpieza y gestión de residuos, mientras que las valoraciones de sus vecinos en movilidad, servicios de salud, empleo, educación, cultura, deporte y ocio están entre las más altas.
Analizar el uso del transporte público urbano y si este tiene una calidad acorde a la que tienen otras ciudades de su entorno.
Analizar los movimientos de aviones, si ha crecido o descendido en el último año.
Ver los datos de violencia urbana y analizarlos
Comprobar la contaminación de su aire y el número de metros cuadrados de zonas verde por habitantes
Analizar la organización de los Distritos Municipales, si hay mucha desigualdad entre ellos, si están bien organizados y son útiles
Comprobar el estado de los servicios básicos como la Salud y la Educación
Estudiar las opciones de acceso a la vivienda en relación a la media de ingresos por los trabajos medios.
Observar si resulta una ciudad atractiva para los comercios en crecimiento en el propio país.
Más o menos estos datos indican la calidad de vida de una ciudad, sus opciones de mantenerse en buenos datos y con un camino de futuro que garantice opciones de crecimiento ordenado y planificado.
No son necesarios opciones de crecimiento para creer que una ciudad es una urbe de calidad de vida como se dice de Zaragoza. Somos la segunda ciudad española en calidad de vida. Está muy bien valorada por sus propios ciudadanos en todos los aspectos básicos. Solo flojea un poco en limpieza y gestión de residuos, mientras que las valoraciones de sus vecinos en movilidad, servicios de salud, empleo, educación, cultura, deporte y ocio están entre las más altas.
Ahora en Campaña electoral todos quieren vendernos sus gestiones como los factores que han hecho de Zaragoza esta realidad. Se los olvida recordarnos a todos que una parte importante del éxito de Zaragoza la tenemos sus sociedad, su comercio y empresarios, sus voluntarios, sus gentes de la Cultura y el Arte. Pero eso, posiblemente, sea pedir demasiado.
Ajovín
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