Hoy el exalcalde Pedro Santisteve, al recoger la Medalla de Oro de Zaragoza ha dicho una de esas frases que nos deberían hacer reflexionar con suma potencia: "Hacer política no debería tener el coste que tiene para el ciudadano de a pie".
Ya, ya, sé que esto es imposible, reflexionar cuando hay odio es imposible. Estoy tonto por pedir tonterías.
Aquellos años fueron durísimos para él y todo su equipo. Lo viví muy cerca, incluso desde dentro lateralmente pues era Vocal de un Distrito y como mínimo teníamos una reunión al mes y algunos meses más de dos, y sé lo que en aquellos años hubo que sufrir para nada.
Con Pedro Santisteve solo hablé una vez y me lanzó una bronca de las hermosas, de las que se recuerdan. Yo no era de su partido, pero aprovechó un mal día para lanzarse contra el mío, que era muy cercano.
Se cometieron muchos errores, sigo pensando que sobre todo su equipo cometió muchos errores y que el resto excepto nosotros (aunque se pensaba que casi éramos los peores) aprendieron a poner zancadillas de todas las formas posibles.
Una ilusión perdida, una suma de errores, algunas cosas buenas que ya no volverán nunca, bastantes intentos para poner a Zaragoza en donde debía estar y una anécdota fabulosa. LA GOMINA.
Yo sé perfectamente la historia de la famosa gomina. Tremendo. Nunca una tontería como aquella costó tanto dinero en criticarla, en ir contra lo que no era ni tan siquiera un error. Pero a veces y en la guerra hay que saber defenderse a base de bombardear. Y en aquellos momentos había de todo, ilusión y ganas, pero no sabían los que llegaron que se iban a encontrar con la guerra.
Tengo muy buenos recuerdos de al menos dos concejales de entonces, no, no los voy a nombrar pues hoy ya son personas libres. Creo que conmigo se portaron bien, que hicieron el trabajo que les dejaron y que sus intentos eran muy buenos, pero a veces les faltó coraje.
Tardaremos muchas décadas en Zaragoza, en volver a tener tanta ilusión.
Julio Puente
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