18.6.24
Europa y lo nuestro. Aragón
Me gusta votar en Berdún con mi madre, tiene un regusto especial. A ella le encanta, y lo hizo después de salir de Urgencias en Jaca. En el salón donde juega a guiñote con las abuelas y siguiente generación que todavía nos queda, el probador de elegir papeletas contenía todo un jardín botánico. Así que pude aprovecharme de mi libertad de criterio y lo de un hombre un voto para, como cada cinco años, votar lo que consideré conveniente, pero con un surtido de platos de estrella Michelín o sol Repsol, muchísimo más amplio.
En las elecciones municipales tengo que elegir entre dos opciones y en las autonómicas puede que mi voto no sea útil, o acaba no siéndolo tras los gobiernos de coalición. Qué decir de la circunscripción provincial de las estatales que favorece a solo dos partidos salvo históricas excepciones, una vez casi se mete Ciudadanos pero sacó diputado Podemos, y en el que las listas cerradas las componen hombres y mujeres de partido y no del territorio. Oscenses jacetanos residentes en Madrid que tenemos más que lejos, nunca presentes.
Porque, qué es lo nuestro: crear cultura urbana y fardar del festival Periferias o apoyar a los artistas solamente oscenses que por obligación deben crear, como mínimo, dirigiéndose a un mercado común de servicios. Eso sí, presupuestando a euro por ellos mismos devaluado.
Es un Senado fuerte lo que necesitaría la periferia, un órgano legislativo territorial importante y diferente. No en vano sería heredero como institución, hoy vacía de contenido, del Senado romano pasado por la tradición del estadounidense en que cada Estado manda a dos únicos senadores, se llamen “Silicon Valley” California o doctor en Alaska. Tratándose de la escuela político-retórica de mayor fuste, especialmente entre la representación demócrata, de la democracia americana en la que se foguearon Kennedy o, cualquiera se preocuparía, Biden.
Cómo devolver otra representación al territorio…
Hace solamente dos generaciones hacia arriba y a partir de la mía, y aun teniendo la suerte de que mi comarca la encabece la primera capital histórica de Aragón, la población de mi valle salía de é para quintar y participar en guerras como levados obligatoriamente, y muchos, especialmente las abuelas, no salieron nunca más que a Pirineos Atlánticos para trabajar temporalmente.
Aragón no tiene salida al mar y, a pesar de sus buenas comunicaciones, hasta la explotación de las líneas de ferrocarril avanzaba más por barco cualquier comerciante del puerto de Bilbao o Santander para exportar y relacionarse con ingleses, flamencos o criollos cubanos que si quería llegar en diligencia, caballería o andando a cualquier lugar del interior de otra provincia, aunque no fuera, como Huesca, una remota.
Sin embargo, la población se hallaba mucho más repartida. Los principales políticos franceses de la Revolución, dado que les dio mucho más tiempo para empaparse de la Enciclopedia y enfervorecerse entre cuatro hablando siempre de lo mismo, surgieron de Arrás –como Robespierre-, Ajaccio –como Napoleón- y la reacción brotaba de castillos cercanos a Rennes –el caso de Chateaubriand-.
En España la restauración la encabezaron señores de casino de Málaga y Logroño –la dupla Cánovas-Sagasta-, Maura formaba parte de la élite de Palma de Mallorca, e incluso llegamos a disfrutar de excelentes políticos catalanes al mando de toda una España federal como Figueras y Moragas o el General Prim.
En este tiempo donde todos los dirigentes del PP para superar el efecto Madrid D.F. y la repugnancia provinciana a lo cheli son de origen gallego, debe considerarse que ciudades otrora intermedias aragonesas parieron a políticos de todas las opciones como Ramón Acín, Costa, Samblancat, el turolense Isidoro de Antillón y Marzo, el líder ilustrado Conde de Aranda nacido en Siétamo, o el ministro medieval de la aljama judía de Tarazona, Moshé Portilla.
Quizás Lambán haya sido el canto de sirena de toda esta estirpe de políticos, de las escuelas de concejales cultivadas en cada cabeza de comarca entre los que leían a diario la prensa que llegaba de la ciudad.
El mundo ha sido hasta hace cuarenta años demasiado vasto para desplazarse salvo si se emigraba por necesidad, el personal salvo grave acontecimiento personal vivía y moría en casa. Avanzó más la semilla de la patata y el jitomate que hoy se considera de Nápoles que incluso los curas a los que destinaban a diferentes parroquias, de allí su superioridad cultural como hombres de mundo y después de iglesia.
Los agricultores y ganaderos hasta los años 80 poseían más habilidades que una navaja suiza y los alcaldes y alcaldesas fueron representantes por disponer, además de sus otras múltiples habilidades manuales profesionales, de las de la empatía y paciencia, la de la templanza.
Hoy te elige un dedo tertuliano de la Sexta, te premian en Barcelona como líder de debate o propones un debate crítico basado en cero puntos y ninguna gana ni intención de presentarte al Ayuntamiento de Mequinenza y la masa te endiosa.
Como afirma el maestro Pla en una de sus frases para mí de referencia, las cabeceras comarcales aragonesas no se hallan ni siquiera pasablemente abandonadas. Han decaído en su capacidad de iniciativa, como centros urbanos.
La reparación de la maquinaria agrícola obliga a introducir todo un programa en el tractor para encontrar la avería, esa avería social de que todo dependa de otros y vivir subsidiados o intervenidos que no convencerá a los vecinos del barrio de Mbappé para no votar extremos.
El mundo no es hoy el de los barcos esclavistas origen de la riqueza Liverpool, Barcelona y Nantes, el de los narradores de kamishibai japoneses que extendían en bicicleta las noticias y las canciones de pueblo en pueblo –en Europa los viajantes, los buhoneros, los peregrinos…-Nos han sustituido como tradición oral por festivales que la conmemoran, pero en los que el público no puede hablar, debe comportarse con educación de forma pasiva.
Gran parte de la población echa de menos una vida errante a caballo, de agente mercantil desplazado a Etiopía, como funcionario del gobierno español en Guinea Ecuatorial, que no sea virtual, haciéndose su propio huerto y cuidando sus cuatro gallinas. Ellos y ellas anhelan volver a la diligencia, aquellos tiempos en que cuando caía la Bastilla tardaba la noticia quince días en llegar a la Corte española.
Vivir cercano a un puerto era vivir cerca del mundo. Las entradas auxiliares de los ordenadores no por casualidad fueron designadas con este nombre, enteramente igual que las redes –sociales o de bajura- siempre servirán para pescarte.
Todo esto pensé el domingo 9 de julio antes de votar en Berdún, una votación en que se ha polarizado más Europa, que ha convulsionado esa presunta pero verdadera Francia de la nula igualdad y solidaridad, cuyo gobierno quiso nacionalizar a mi abuelo porque estaba abriendo la carretera de Lascún y llevarlo como carne de cañón a la línea Maginot.
En los dos casinos de Jaca se leían los periódicos siempre con retraso, Alvise. Cada año el 10 de septiembre, se acabó la fiesta y a sembrar y pedir la subvención y que te enronen a requerimientos.
18.06 Luis Iribarren
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