31.5.20

Zaragoza, y sus espacios verdes en decadencia

El profesor de Geografía de la Universidad de Zaragoza, Paco Pellicer, en una entrevista realizada en Europa Press pone a Zaragoza como ejemplo de ciudad compacta con errores que deberíamos resolver para que no fuera al final una ciudad “maciza” en vez de compacta. Y algunos de sus planteamientos ya los hemos apuntado aquí, y son ampliamente reflexionados en círculos como Ebrópolis desde hace años. Todas las ciudades al pasar de cierto tamaño, deben ser esponjadas, diseñadas pensando en sus habitantes peatones, mas que en sus ciudadanos de “tráfico a motor”.

Si vemos grandes ciudades del mundo las conclusiones de casi todas ellas es la misma. Enormes avenidas para el tráfico, para la movilidad rápida, edificios muy alto que en sus centros históricos se han convertido en edificios vacíos excepto en las 10 horas centrales de los 5 días laborables de la semana. Habitados si acaso por una masa de turistas que convierten a la ciudad “en otra cosa”.

Pero volvamos la mirada hacia nuestra Zaragoza.

No tenemos en Zaragoza la suerte de disponer de un Gran Parque en el Centro de la Ciudad, y los pocos pulmones centrales no los hemos cuidado muy poco. Tenemos eso si parques pequeños, plazas y arbolado, lo que nos verdea algo la ciudad. 


Pero no es suficiente para que sea una ciudad “amable” para el ciudadano. No tenemos un Retiro, una Ciudadela, un Central Park o en Hide Park. No tenemos como en Valencia un pulmón verde que atraviesa la ciudad, o como en Munich o Berlín enormes parques urbanos para el ocio, la tranquilidad y el respiro.

En Zaragoza el río Hueva lo hemos escondido, a veces debajo de tierra y tapado pero en donde no está tapado del todo lo cubrimos de espantajos para no verlo. No queremos ver al Huerva.

Habría que viajar a Munich y ver sus parques urbanos, pero sin movernos de Zaragoza se puede hacer. Aunque sin duda ir allí y pasearte sin salir del centro por enormes parques donde hay ríos pequeños y grandes praderas que sirven para tomar el sol, asombra en una ciudad donde llueve mucho y no parece como en Berlín una ciudad fácil para tomar el sol o para tumbarse en la hierba.

Nosotros nos hemos comido poco a poco el verde del parque Bruil y sobre todo nos hemos comido sus enorme riqueza paisajística y de árboles “diferentes”. 

Macanaz no era como es ahora, su densidad en árboles era el de una “arboleda” algo similar a lo que era el Parque del Tío Jorge, un espacio tremendamente poblado de árboles.

Pero vayamos a las plazas y calles. Nos costó un drama el intento de peatonalizar la calle Don Jaime, algo tremendo si viajamos por Europa. Los del Puente de Piedra es otro asunto increíble si lo comparamos con las capitales de nuestro tamaño. 

Pensamos que peatonalizar es bloquear el uso y salida de un barrio entero de 70.000 vecinos admitiendo de antemano que no vamos a saber encontrar solución. 

Es absurdo contemplar la Estación del Norte junto a la zona de San Lázaro, sin unirse al pequeño parque de la Azucarera para crear una ancha línea verde y lúdica peatonal para sus usos ciudadanos muy variados.

Pero si nos movemos por barrios podemos observar que el número de árboles en sus calles es tan distinto entre las Delicias y el Barrio La Jota o Vadorrey que no se entienda que sean la misma ciudad.

Por cierto en La Jota no hay que peatonalizar la Avenida de la Jota, sino la calle Miguel Asso que de forma muy sencilla y sin (casi) afecciones a garajes permitiría ampliar toda la Plaza de la Albada con muy poco coste, y si tenemos duda del uso que se le podría dar hay que ver lo que se hace en New York con la conversión en peatonales de las calles urbanas o en Barcelona con modelos que logran Plazas Mayores en cada barrio o las conocidas como Supermanzanas en algunas ciudades.

¿Por qué la calle María Pilar Heras en La Jota no se diseñó colocando la mitad de su anchura asfaltada —en donde se aparcan coche— hacia Marqués de la Cadena en vez de pegada a los edificios, y de esa forma lograr un espacio verde en continuidad que rodeara todo el espacio urbano? Es un ejemplo tonto del diseño de los espacios que trocea las zonas verdes para que finalmente NO se usen, a cambio de dar facilidad al coche que es un elemento pasivo de los propios vecinos que pueden gozar de su espacio verde.

Zaragoza necesita espacios para amar la ciudad, para comprar paseando, para estar en terrazas interiores o exteriores. ¿Cuántas hermosas terrazas (casi) internas que no se ven desde la calle hay en Madrid o Barcelona? ¿Cuantas obras de Arte Urbano están diseminadas por las Grandes Ciudades para embellecer los paseos de los peatones? También en ciudades pequeñas españolas.

No se plantea en las nuevas ideas del Urbanismo Humano diseminar la ciudad para abrirla brutalmente, sino esponjarla, dotar de más verde y de más espacio público al ciudadano, al vecino, a costa tal vez de restarlo al coche particular. 

Por mucho que pongamos una velocidad de 30 km hora en las calles interiores de los barrios, no se cumplen. Poner a 10 km hora sin otros añadidos extra es un error absoluto. 

Pero en ciudades tan importantes como Madrid o New York y llenas de avenidas anchas, rectas y grandes la velocidad media es inferior a la de Zaragoza. Es ligeramente superior al doble de la velocidad del peatón. En New York de 6 millas a la hora. En Madrid en el interior del Primer Cinturón (antes del Madrid Central) sobre unos 12 km hora.

Para esa velocidad no es necesario entregar tantísimo espacio urbano restándole el mismo a los habitantes de las zonas en donde ellos viven. Para eso deben estar avenidas o cinturones diseñados para ser arterias de transporte mecánico.


Julio Puente (Ajovín)

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