Hoy 2 de mayo ha sido el primer día en el que hemos podido salir a pasear o a realizar algo de deporte tras mas de mes y medio casi encerrados en casa, excepto para trabajar o ir a comprar alimentos. Y Zaragoza nos estaba esperando, con su mejor cara, con un sol espléndido, diciendo que está aquí para seguir acogiendo nuestros paseos y nuestras ganas de vida.
Los que hemos podido pasear por las orillas del Ebro (por distancia) hemos visto a decenas y decenas de zaragozanxs disfrutando de la mañana, alejando los miedos y respetando la distancia de seguridad.
Necesitábamos todxs nosotrxs sentirnos normales, vivos y con sol en la cara, con aire nuevo y miradas de más personas que nos hicieran sentir vivos y sanos.
Somos animales aunque sepamos leer y escribir. Y porque somos animales necesitamos el contacto al menos visual con otros animales y con la naturaleza.
Tal vez todo esto nos pueda servir (yo creo que no somos capaces de ello) a entender que lo poco que nos debe importar son las otras personas y la naturaleza simple, sencilla, fácil. El aire, el sol, el agua, los árboles y hierbas, los otros animales.
Pero lo hemos ido maltratando todo, sin saber mirar bien a nuestro entorno. Muchos de nosotros venimos —o hemos vivido tiempos en— de zonas donde el sonido de los pájaros era habitual. Ellos siempre han estado allí, aquí, esperándonos. Hemos sido nosotros los que no hemos querido escucharlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario