10.7.23

En Parque Venecia se estuvo cerca de la tragedia


La gran tormenta acontecida en Zaragoza la semana pasada no es ni una casualidad ni algo único. Es simplemente un efecto de la naturaleza que a veces se produce y que ya sabemos que con el Cambio Climático, lento pero imparable, irá a más, si no tenemos arrestos a nivel mundial de intentar revertirlo.

Que afectara más en la zona de Torrero, por el Tercer Cinturón, Cuarte y Parque Venecia tampoco es algo que nos tiene que pillar desprevenidos. El río Huerva que es relativamente un pequeño río, se ha desbordado varias veces con grandes afecciones en toda esa zona. 

Pero no por llover en exceso, sino por el desarrollo del terreno que confluye hacia barrancos desde hace miles de años, a los que no siempre hacemos caso a la hora de construir polígonos industriales o urbanizaciones.

Hablaba hoy con mi amigo Jorge Marqueta, geógrafo municipal de Zaragoza y me recordaba el texto que publicó en internet nada más suceder lo que pudo ser una tragedia y cuyo texto os dejo más abajo.

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Hemos podido ver imágenes de la riada ocurrida ayer en el barrio de Parque Venecia, especialmente en la Avenida Policía Local y Tercer Cinturón. 

En el resto de Zaragoza ha habido afecciones puntuales e inundaciones, pero, ni de lejos tan importantes como las vividas en el Sur de la Ciudad y, especialmente, en Parque Venecia. ¿Por qué?

El barrio se asienta en un glacis que se ha ido generando desde el Pleistoceno Medio (desde hace en torno a 700.000 años) por episodios de precipitaciones intensas e irregulares, propias del clima mediterráneo continentalizado del Valle Medio del Ebro. 

La leve pendiente de este glacis, perpendicular al Ebro, dirige el agua hacia el barrio y la actual Avenida de la Policía Local (zona natural de desagüe) y, de ésta, al Tercer Cinturón los cuales encauzaron los aportes procedentes de la Plana de María llevándolos hacia el río Ebro. 

Los sistemas de evacuación, la balsa de laminación y el tanque de tormentas no fueron capaces de asumir la gran cantidad de agua recibida en tan poco tiempo (casi veinte litros por metro cuadrado en diez minutos) y la propia estructura de la Avenida citada y el Tercer Cinturón potenciaron, encauzaron y canalizaron el ingente volumen de agua recibida junto con vehículos, elementos de mobiliario urbano y arrastres de cantos, limos yesíferos y arcillas del Cuaternario, tanto del Holoceno como del Pleistoceno Superior, como yesos terciarios de la Plana de María.

En principio, se trata de un episodio extraordinario, si bien habrá que valorar los efectos del cambio climático y prever la posibilidad de que puedan repetirse episodios de estas características con una periodicidad menor y mayor frecuencia y, en su caso, obrar en consecuencia.


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Me indicaba Jorge el poco caso que se hace a los geógrafos a la hora de diseñar los Planes de Desarrollo urbano, en Zaragoza pero también en muchas otras ciudades. Importan y muchos los economistas, los arquitectos, los diseñadores urbanos, y poco conocer la realidad de los terrenos sobre los que se tienen que ampliar las ciudades.

No hay duda de que la instalación del Colegio María Zambrano en ese espacio urbano fue una equivocación que hay que remediar. No es lo mismo una riada sobre una gran avenida urbana y estando adultos dentro de sus coches, que una riada derrumbando paredes y entrando en tromba en una escuela de niños pequeños, con mucho menos peso cada uno de ellos y con la sensación desde los niños de mucho temor personal si viniera un problema similar, y con nula capacidad de obedecer o de tomar decisiones de auto defensa. 

Toca buscar una solución, pues otra riada se repetirá. Seguro. Aunque ahora nadie sepa cuando. No es alarmismo, sino simplemente sentido común a la hora de tomar decisiones.

Por cierto, me recordaba Jorge Marqueta el gran trabajo realizado por la Policía Municipal y el Cuerpo de Bomberos de Zaragoza, dos equipos de profesionales de los mejores preparados de España en circunstancias de tragedias urbanas, por la desgraciada historia de nuestra ciudad en algunos dramas en décadas pasadas que a veces tendemos a olvidar.

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