7.4.23
Centro Aragonés de Barcelona
Es uno de los corazones de Aragón aunque la posición especialmente delicada de los catalanes de origen aragonés en Barcelona le haya hecho mella. No existe peligro para su conservación de hipertensión por exceso de actividades o presión, sí de insuficiencia cardiaca.
Los catalanes hijos de aragoneses del baby boom son un extraño cuerpo de protozoos que no mantienen la trinidad de los descendientes de andaluces de Feria de Abril de Barcelona, Rosalía y Betis (añádase PSOE o Ciudadanos o Vox según su experiencia de la no inclusión).
Los nuestros son algo más inquietantes en idiosincrasia, se sienten charnegos de la manta de arriba. Camino de romper lazos porque sus hijos tienen dificultades de inserción en ¿Huesca Castilla?, a los padres no os da la vida y parecéis sumisos y no orgullosos hijos de la Corona de Aragón, de la rama fundacional.
El matrimonio ius sanguini Paisos Aragonecs está mejor visto y más si se trata de oscenses que renueven la sangre pura y con RH rubianco gabacho de los vástagos del Principado, pero la inclinación giri japonesa la hacemos los bien educaus foranos.
En los 80, estos mismos o sus hermanos mayores fueron otra cosa y brillaron con luz propia. Sostenían al llamado PSOE del cinturón rojo. Eran candidatos y hasta ministras como Carme(n) Chacón, vivían insuflando energía y pensamiento en la efímero PSUC de Jordi Solé Tura, un zaragono de origen y de Cambrils como Carod Rovira dirigió ERC, los de origen oscense moderaban el puyolato desde Lleida en Uniò –a los fogones Duran ídem I de Alcampell-…
Y todos ellos rememoraban el esplendor intelectual y el punto de encuentro que representó el edificio barcelonés que nos ocupa. Que tanto frecuentaron Maurín, Samblancat o el propio Ramón Acín, al que acudiría el anarquista oscense Ascaso, y que nutría de sustancia, nervio y pensamiento aragonés a Barcelona.
Semejante en nuestros días hubiera sido la integración de Javier Tomeo, Martínez de Pisón o Jesús Moncada en el centro y su participación en medios de comunicación como la revista “El Ebro”, liderada por Gaspar Torrente y publicada entre 1917 y 1936.
No sucede eso, sino que tantos y tantas como el hijo del anarco pero carlista Alfonso Carlos Comín (el Toni) están en la alineación del Sporting de Waterloo.
Momentos puntuales aparte de eclosión de conciencia como el ascenso a primera de la Sociedad Deportiva Huesca o que toque la Ronda de Boltaña en Gracia, se percibe que la influencia intelectual orgánica y poso aragonés en Cataluña ha ido mermando.
Numerosos de los muy abundantes oscenses y bajo aragoneses de origen, mucho más sus parejas, han sido vistos y cómo no en cadenas y actos indepes, por especialmente aptos para ser carne de matrimonios mixtos como aquél del que surgió el propio Serrat. Concretando, les han visto en la televisión en su pueblo de veraneo y… con tres botellines sale lo que pensamos…
Aragón debe volver a tener un proyecto histórico mediterráneo, cuidar más y mejor a este caudal de descendientes que van a inundar sus pueblos de origen en Semana Santa. Empadronarlos afectivamente, no discriminarles por sus ideas por cuatro vermús, que todos cabemos en el páramo.
El Gobierno de Aragón aceptó como parte de su patrimonio el año pasado el precioso inmueble erigido según proyecto del arquitecto turiasonense Miguel Ángel Navarro de 1926 y tiene un precioso trabajo difusor en positivo.
Su diseñador fue hijo del también arquitecto Félix, el del Mercado Central zaragozano, y es el autor de tantos espacios dotacionales que embellecen Zaragoza como el Colegio Costa o la Casa Solans.
Una primera tarea preciosa a poderse abordar por el centro, dado que su trayectoria vital y artística ha gravitado sobre Madrid, sería dedicar especial atención a los legados de Carlos Saura y de Laura Gómez-Lacueva. Como sustancial nos parece revisar la importancia del Paralelo como escenario escénico en que Martínez-Soria y la Maña se hicieron mitos o rebuscar la influencia de Barcelona en las pinturas de Broto o Lita Cabellud.
El centro aragonés se halla sito en la calle en una espléndida manzana del ante Ensanche, no lejos de las fondas y restaurantes de la calle Pelayo que yo llegué a frecuentar en los 80. Repletas de hijos de Aragón lazarillos o ciegos. No podía ser otra su dirección que la calle Costa.
Iremos a Barcelona a visitar su brillo recuperado, a una de las ciudades antes madre de Aragón oriental y de sus cuartos espacios. Un café y a disfrutarlo junto con su cercano entorno del museo MACBA, el Mercat de la Boquería o la Rambla del Raval, aún hoy vibrante y apasionada hija del dolor del puerto y atarazanas de los reyes de Aragón.
04.04 Luis Iribarren
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