Hay mensajes que pueden ser hermosos y útiles, pero si no los ponemos en el lugar adecuado pierden su eficacia. Es posible que solicitar por escrito a un amigo o amiga que te acepte de una puñetera vez esa cerveza pendiente, sea una buena idea, un grito de amistad que no se completa. ¿Pero… de verdad no había mejor lugar que este, escondido y lleno de pises cerveceros, para esta declaración por escrito?
Seamos sinceros, un momento. ¿Cómo ibas tú cuando pusiste el mensaje? ¿Acababas también de miccionar en esta entrada de garaje del Casco de Zaragoza?
Es que, en serio, si no… ¡uff!… me resulta complicado que con todos los meados en el suelo, tuvieras los santos bemoles de agacharte para escribir un texto tan largo sin que notaras que no era el mejor lugar posible.
¿Y al final, qué?… ¿Ya has logrado invitar a quien sea a esa cerveza pendiente?
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