Mezclamos churras con merinas, añadimos picante, lo transformamos en idioma sencillo y lo vendemos como verdades. Pero son mentiras pues son parcialidades manipuladas, son titulares cortados y pegados.
Yo no conozco a (casi) nadie de ZeC, y me la trae (casi) al pairo lo que les sucede, excepto que afecte negativamente a la ciudad de Zaragoza. Pero las mentiras en estos tiempos ya no tienen las patitas muy cortas, sino que han aprendido a volar.
Ya nadie quiere ser político, excepto los que se hacen hueco en las redes sociales para formar otro partido político más en Aragón. Y les aplaudimos con las orejas cerradas. Creemos que lo nuevo es mejor, cuando por no ser no es ni nuevo. Pero está disfrazado y grita mucho donde ahora se lee.
Y lo curioso es que somos otros políticos los que alentamos estas diarreas que ensucian, escondiendo información, dándola la vuelta, agarrando pelillos como hace el CSI y elevándolos a la categorías de pruebas irrefutables.
Mientras tanto Zaragoza languidece, los zaragozanos sufrimos la indignidad laboral, la falta de libertades y la escasez de futuro. Y sonreímos sin darnos cuenta de lo importante y quedándonos con lo que nos venden los brujos de las manipulación. Y (casi) me da igual si son de derechas o de izquierdas.
Y lo curioso es que somos otros políticos los que alentamos estas diarreas que ensucian, escondiendo información, dándola la vuelta, agarrando pelillos como hace el CSI y elevándolos a la categorías de pruebas irrefutables.
Mientras tanto Zaragoza languidece, los zaragozanos sufrimos la indignidad laboral, la falta de libertades y la escasez de futuro. Y sonreímos sin darnos cuenta de lo importante y quedándonos con lo que nos venden los brujos de las manipulación. Y (casi) me da igual si son de derechas o de izquierdas.
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