Los festivales que se celebran en pantanos, localizaciones exteriores y en los muros o patios de los castillos aragoneses no son del corte multitudinario. Esos que abarrotan durante tres días las playas de Levante, los de jazz de la Cornisa Cantábrica y Vitoria. Tampoco son parecidos al histórico de música celta de Ortigueira, al que yo solía ir en mi década de los 20, una especie de Glastonbury con gaiteros y cascos de cuernos.
Son de formato más llevadero, permiten con una caña en la mano hablar con los organizadores y técnicos de cultura de los pueblos y hasta tomar algo con los músicos después del concierto que pasarán la noche en los hoteles de Huesca.
Una programación inteligente y surtida que cada verano contiene grupos que no llegan a banda de estadio pero facturan excelentes directos, presentan la opción de disfrutar de líderes en solitario de aquellos grupos que generalmente se pasan a revisar su cancionero rebozado por jazz (sí, pensaba en Knopfler cuando lo escribía) y otras sorpresas variopintas, de músicas del mundo como del indie-folk propio. De presupuestos más ajustados, que no necesitan para cuadrar cuentas el aforo del Príncipe Felipe o La Romareda pues son músicos que vienen de esa vuelta.
Vamos a entresacar cinco propuestas, algunas actuaciones de los artistas que visitarán Aragón que más me emocionan, perfumadas por un pequeño fragmento de sus letras:
Residente-René Pérez: Lanuza, Pirineos Sur: 27 de julio.
René es uno de mis letristas favoritos, más por venir del mundo de la composición del rap: el urbano de San Juan de Puerto Rico pasado por “El Barrio” de Manhattan, consciente y afilado. Heredero musical de la salsa consciente de Blades y del merengue con sustancia de Juan Luis Guerra, siempre autobiográfico, el cátcher de la música latina recibe tradición y refleja reggaetón como un artesano de los que están por llegar creándoles un flow para que no se centren en componer letras violentas y machistas, mejorando todas las pelotas que por él pasan.
Cuando caigo en depresión, mis problemas se los cuento a la ventana del avión
Abraham Boba: Monasterio de Veruela, 9 de agosto.
Cualquiera de las recogidas propuestas del Festival de Veruela, intimistas y poéticas, merecen una velada musical en el Monasterio. Insuperable fue la actuación de Amancio Prada en reverbero perfecto contra los muros de la iglesia. Entiendo que Abraham, cantante vigués de los “León Benavente”, tan empapado en mi opinión por la recitación de cantigas, el celtismo y el magnetismo extraño de Coppini, pariente entonces de Prada, se va a salir de modo íntimo e individual. Se avecina un disfrute tan mayúsculo en propuesta diagonal a la que matiza su voz envolviéndola de power pop en su grupo, empadronado en Mozota y con él aspirando borrascas atlánticas allende Cebreiro.
No aconsejo las pasiones que se vuelven posesiones.
ParquesVR: Festival Brizna de Ayerbe (Huesca), noche del 2 de agosto.
Antes o después de “La Dame Blanche” (lo que viene a ser la niña de la curva vudú), la gran Yaite Ramos, asombrosa música y percusionista de Pinar del Río residente en París. Pero parques es mucho parques, son además jardines, mobiliario, bancos para declararse y cerveza helada en terraza de verano oliendo a acacia. Una revisión en letras de punk rock, los imagino como a mí oyendo a los Idles en bucle, del teatro de Ionesco pasado por la mordacidad de Fernando Arrabal. Declaración de intenciones su álbum de 2024 titulado “Si molesto, os vais”, contiene esta sardónica oda a la libertad de expresión:
Sofía de Grecia, canela en rama. Aquí no se llora, solo se mama… Si el mundo fuera España, España sería Murcia, mente sana, mirada sucia… Yo no soy monárquico, soy juancarlista, tú no te preocupes que te pongo en la lista…
Modelo: Festival de los Castillos, edición de Valderrobres (Matarranya, Teruel), noche del 2 de agosto.
La música zaragozana en cada generación pare asombro desde los cancioneros de La Seo del barroco. Vaya esta propuesta en representación de todos los conciertos que en Aragón receten Pecker, Tachenko, Pilar Almalé, O’Carolan o la gran Begut, Beatriz Giménez. Todos son diez en lo emocional.
Pero “Modelo” tiene toque de bombín, es un bonsái trasplantado fuera, en Brighton, en unas condiciones de humedad para subsistir sin riego nada aragonesas. Y hay pocas oportunidades de ver a estos Gandules 5.0 que actúan a ukelele y batería de primera comunión, apóstoles de la música de esquina y esquinada. Dicen que tocan pop, os digo qua yamestraña, tocan vida. Los disfruté en la Oasis y os digo que ya podéis correr a cenar a Valderrobres embutido a la brasa con una botella de garnacha peluda y subir al castillo de los Fernández-Heredia a disfrutarlos.
En la calle tienes que intentar convencer a la gente para que se quede…
Goran Bregovic: Cartuja de las Fuentes (Lanaja, Huesca), Festival Sonna de la DPH, por escenarios de la provincia de Huesca.
La DPH tenía cierta mala conciencia en concentrar recursos en los festivales Pirineos Sur y del Camino de Santiago, que potenciaban Serrablo y Jacetania cuando ya está el Pirineo Occidental lleno. Así que se pasaron a equilibrar promocionando el Festival del Vino del Somontano en Barbastro o el Monegros Desert Festival, rave entre Fraga y Candasnos, que rememora el ambiente techno y house –el bacalau, para mí es desalau y en ensalada- de las míticas discotecas Florida 135 fragatina y Oasis de Almudévar.
El año de la pandemia, suspendidos los macrofestivales por el régimen legal de endurecimiento de aforos y de distancias interpersonales, los técnicos de la Diputación oscense parieron una joya. Acercar propuestas teatrales y musicales pequeñas a entornos paisajísticos sin importar cuales: puede ser un hayedo montañés, una balsa con puesta de sol sugerente monegrina, una ermita ribagorzana, una escultura de la Canal de Berdún, todos desconocidos como escenarios incluso por sus propios vecinos, qué n decir de sus forasteros. Pero siempre con una carga de relato de patrimonio inmaterial.
Es un festival cuya programación os permite revisitar la provincia de Huesca fuera de sus paisajes y lugares escenario de cartón piedra, mostrándoos el revés zen de la provincia se supone que ganadora: la sombra poética deshabitada incluso en verano.
Aún con todo el festival goza de un remate de campanillas, el primer fin de semana de septiembre en la Cartuja de Monegros de Lanaja. Por él han pasado desde Kiko Veneno a muchísimos grandes de verdad –los de producción contenida y de tocar en teatros en invierno-. Este año visita Monegros, lo que les sienta como un guante de arroz de fardacho a los dos, el enigmático, potente, sanguinoliento y pasional siempre Goran Bregovic. Heredero musical de las charangas zíngaras, la música de Django Reinhart y las escuelas de músico de viento yugoslavas de cada pueblo. Como aquí se canta en misa, en los Balcanes se sopla y así les va.
Sin distinción de credo, confesión y alfabeto, Goran, yo las sigo llamando así, las del sur eslavo. Goran, espero quedar contigo para tomarnos un café turco en Travnik, a la sombra de un castaño y mediada la lectura previa de un capítulo o cuento de Ivo Andric.
Igual que el oro brilla, brilla y se sumerge… nuestro día con los gitanos, EDERLEZI
Same amala oro kelena, oro kelena dive kerena. Sa o roma, amaro dive, EDERLEZI.
24.06 Luis Iribarren