19.10.25

Zaragoza a Teruel sin tren. ¿Es lógico?


La incapacidad de las fuerzas políticas aragonesas es tremenda: debilidad, incapacidad, falta de rasmia, división, y no entender qué conceptos deben estar por encima de otros, o incluso de todos. Aragón sale perdiendo y lo sabemos, pero no es cuestión de siglas, sino de personas. 

El último detalle en comunicaciones es brutal. ¿Cómo es posible que las comunicaciones por tren entre Zaragoza y Teruel, lleven un año en obras, se dijera que para noviembre (tras 10 meses en obras) se abriría todo el servicio, y que ahora se diga como única explicación, que no se sabe ni cuando ni en qué condiciones, pero como poco estaríamos hablando ya de 16 meses sin tren?

¿Cómo es posible que esto no haya levantado a los partidos y organizaciones aragonesas, reclamando YA una labor eficaz? Durante excesivos meses ha existido un silencio cómplice, pero ahora lo que existe es un silencio de incapacidad.

Se nos llena la boca de Vertebración, de Despoblación, y consentimos que Teruel esté separado de Zaragoza más de un año por tren, sin motivos válidos de aceptar. Síiii, se nos puede decir que tenemos autobús de línea e incluso coche particular. Jopetas, ¿y eso es vertebrar el territorio?

Desde Zaragoza a Teruel, no se puede ir tampoco hasta Valencia en tren. Y seguimos en silencio. ¿En serio nos creemos que esto no es importante para Aragón?

Julio Puente

18.10.25

Aragón debe cuidar más y mejor lo que está en su territorio

Esta es una puerta de una zona de La Seo de Zaragoza, y os la muestro en dos versiones, tal y como se encuentra a la derecha y ligeramente retocada a la izquierda.

No todo se puede restaurar, el coste es muy alto. Pero como poco si se debería exigir que las restauraciones se hagan bien, pues en Aragón tenemos EXCELENTES restauradores.

Tratar la madera y esas grietas es algo más complicado que repintar. Y muchísimo más complejo y caro que retocar digitalmente. Esto no tiene duda.

Pero la realidad es que quien restauró esa puerta en algún momento, con la pintura marrón oscura del fondo se pasó hacia las zonas doradas y no se limpiaron en el momento. No, no hablo de polvo acumulado, que eso es lógico que suceda. No se puede estar limpiando todos los meses.

Tampoco me refiero a esta puerta en concreto, pues el patrimonio de Zaragoza, de la iglesia, es tremendo, pero hay casos insufribles, y no me refiero a esta puerta.

¿Alguien se acuerda de lo que está sucediendo en La Mantería? Sabemos que gran parte de aquellas pinturas ya se han perdido. Por favor, cuidemos lo que no es nuestro, lo que nos hemos encontrado por nuestros antepasados y que no nos pertenece, más que para cuidarlo y conservarlo.

Como zaragozano me joroba tremendamente algunos desmanes que hemos ido haciendo en las últimas décadas.


16.10.25

La Plaza del Pilar de Zaragoza en 1976


Eran las Fiestas del Pilar del año 1976 y sí, era la Plaza del Pilar bastante diferente a la actual. Llena de coches y de cipreses, lo que sin duda la convierte en una plaza mucho peor aprovechada que la actual.

Quitar los coches fue una medida muy acertada y que necesito arrestos o una osadía alta. la de retirar la Cruz de los Caídos y sus cipreses era una lógica urbana que algún bobo montó allí para recordar las guerras y los asesinados.

9.10.25

Las Jotas, el Pilar y el Ebro, desde el balcón del Barrio Jesús


Dedicada especialmente a Carlos, de la Asociación de Vecinos del Barrio Jesús y su delicadeza haciéndonos respetar el espacio del carril bici ocupado para cantar por el que pasaba un señor discapacitado. Que, por cierto, se paró para oírnos.


La Virgen se mira al Ebro, el Pilar se erigió en uno de los extremos de Zaragoza. Al norte del puente, en el suelo inundable menos en un cogollo de lechuga, no se desarrolló ciudad hasta el siglo XIX y los primeros pantanos, laminadores de desgracias. Quizá por eso muchos oscenses afirman y también por origen pirenaico que somos, con el Actur, Huesqueta Sur.

Los únicos barrios históricos de pocas calles hasta esa fecha fueron el barrio de los cobradores del pontazgo del puente gótico y los labradores de las balsas y galachos, los del Ebro Viejo, llamado Arrabal y el configurado en el entorno de los suelos desamortizados del convento gótico franciscano de Jesús. Colindante con el anterior en el tiempo convento-leprosería de San Lázaro que fue instituido por Jaime I –el de la calle que sigue del cardo romano atravesado el puente, pero que en la época fue una rúa con distintos nombres como Cuchilleros y San Gil-.

Del movimiento económico del barrio en la edad moderna, salida a Huesca y a Francia, da todavía fe el curioso y protegido casco del Arrabal histórico como la excelentemente rehabilitada Estación de los Caminos del Norte.

Abundante en tierras de buena calidad y acequias de regadío que bajaban de azudes de aguas de calidad del río Gállego, las mismas y los términos regados quedan en la nomenclatura de nuestras calles: Camino del Vado, de Valimaña, barrios del Picarral o Cascajo (tierras malas con dolinas), Ranillas.

También tenemos otras dedicadas a pequeños municipios zaragozanos que me encantan como Muel, Longares y Anento; en el Arrabal a los héroes de la resistencia casa por casa de origen muchos oscense (el tío Jorge Villacampa), como también un bosque de higueras que dan fruta plantadas por los yayos en Balsas, una esquineta del que fue el campo de fútbol de los avispas y un pino en San Juan de la Peña que va camino de los ciento cincuenta años.

La bella y de aspecto austro-húngaro Estación del Norte motivó industrias importantes a su alrededor y el barrio llegó a estar dragado para su voladura en el caso de que la Columna Durruti hubiese recuperado Zaragoza para la causa repúblicana ácrata –y habríamos comprobado si es posible colectivizar una ciudad entonces intermedia, lo que posiblemente hubiera horrorizado al influyente Ramón y Cajal, al que llegaron a ofrecerle la presidencia republicana-.

El camino de los Molinos, la Calle Molino de las Armas (albergó una torre con fundición), la de los Caminos del Norte, las Chimeneas y de las Torrecillas dan cuenta de que el agua, siendo que la del norte de Zaragoza no es del Ebro, fue y es vida. Pues las acequias del Bajo Gállego supusieron el asentamiento de las fundamentales industrias azucareras y papeleras al norte y al este del Arrabal y Barrio Jesús, en las carreteras de Huesca y Barcelona, Avenida de Cataluña.

A un lado y otro del río que baja de Francia, alimentadas desde sus azudes que recrecen las sueltas de agua del jacetano Pantano de la Peña todavía dan servicio a hortelanos y regantes. Son, en la margen este del río, el sistema de las acequias Camarera –que convierte en Venecia a San Mateo de Gállego- y Urdán –que riega desde Aula Dei las huertas de Montañana, Movera, Pastriz y llega hasta Villafranca a desaguar-, y al este la que provocó que el barrio de los aguadores de Zaragoza fuera el del Boterón. Pues Zaragoza norte se hidrató con la continuidad de aguas de la Acequia Candevanía que embellece los cascos de Zuera y Villanueva- y, más abajo, por la aportación de la fundamental Acequia del Rabal, que pierde cota hasta regar las huertas de Juslibol y dio riego a las expropiadas para hacer la Expo.

De modo semejante, la acequia de la Almozara tomaba por cota aguas del Jalón desde Bárboles y la de la Romareda bajaba de la Huerva.

Resuena una rondalla en la plaza Jesús, cerca de Altabás y el antiguo cuartel de San Lázaro donde nos vacunaron de viruela y rubeola. Va a recorrer el barrio viejo, parará en el gimnasio riberano de postín y alegrará la tarde noche de los nuevos habitantes de todo pelaje del Paseo Longares.

La destrucción napoleónica y desamortización posterior supusieron la apertura de la plaza y la calle donde nos encontramos los vecinos de años para echar jotas. Emociona verlos con el cachirulo al cuello, su porte aún elegante superados los 90 de buscavidas planchau de barrio ferroviario, sus lágrimas al no poder seguir la jota pero reconocerla con el alzheimer a cuestas.

Así que entonar una jota de esa casi mitad en que se nombra a la Virgen y al Ebro desde nuestro balcón de Jesús y rabalero, entre los abuelos descendientes altos y flacos de repobladores francos y con apellidos agudos o franceses (Almalé, Lisón, Baudín, Casabona, Gayán, Carceller, Cirac, Paúl, Gascón…) en nuestra plaza de pueblo pequeño después de cruzar el río, emociona particularmente.

Entrada asimismo dedicada a los grandes versolaris de la jota aragonesa, delicados y profundos. Qué difícil es decir más en menos, qué magia la del porqué de la aceptación de una letra… Si puedes tú con Dios hablar…

No las pongo enteras para que las tarareen vuestros abuelos que aún recordarán a los carreteros que bajaban de Cinco Villas, a los oscenses que venían de Jaca con pollos en cestas hasta la Estación del Norte.

Viene de Sierra De Luna Y en los collerones llevan. Campanas, campanas, campanas. Las cinco mulas

Si no me tiende la mano, me lo impide la arboleda

Aunque prefiero quedarme con una que cantamos ayer, del Aragón de la sed. Aquella que no había oído hasta ayer cantada por otros y que cantaba mi abuelo de Botaya con otro abuelo de Albalate de Cinca en Tetúan, cuando lo del desastre de Annual, y después a mí de crío mientras merendaba pan con vino y azúcar. Estas jotas que te inoculan y te reservas para cantárselas a quien toca esas dos veces o tres en la vida que son…:

Agua menudica llueve y se rinchan las canales,

Ábreme la puerta, maña; que soy el que tú ya sabes. 

08.10 Luis Iribarren

6.10.25

La Ofrenda de Flores y Frutos: Cuaderno de campo de Hierbecicas de otoño


Me seducen las hierbas y sus usos, las setas,… Como sucede con los complementos de la moda, en muchas ocasiones son el plato principal porque el aroma es el ochenta por ciento del sabor: de una persona, de una casa cuando huele a guiso, de un vino,… y los productores de alimentos que enganchan lo saben.

La albahaca es el símbolo de mi Alto Aragón: cuando huele, son fiestas.

En otoño las hojas se pudren, con el sol en tangente y las aguas de tormenta brotan sabrosas setas efímeras. Las primeras lluvias provocan que el Ebro vuelva a oler a limpio, a limo renovado por una nueva capa de sedimentos.

No quedan días de verano, el cierzo se los llevó.

Aunque para gozar de un azul añil mediterráneo, comerse un guiso de pollo perfumado a pino con rebollones y pasear por la tarde sin sudar, absorbiendo sin quemarse las vitaminas solares, ya puede quedar este tiempo.

La coctelería, la gastronomía, la festividad de Todos Santos relacionada con las flores, los frutos y vegetales maduros (las dos espectaculares ofrendas del Pilar no son casualidad)… hacen gozoso el verdadero verano. Así llama la cultura japonesa al tiempo que abarca con un calor moderado de uva pasa de Alejandría de San Miguel a San Martín, el de después de los monzones.

Estamos en el tiempo del inicio de la temporada de los cítricos: del limón pomposo que es el pomelo, de la naranja antioxidante según se tome y del mío favorito, la mandarina perfumada de zumo dulce y piel aromática. Todos se dan de bruces con los medicamentos al contener sus propiedades. La diferencia en fragancias entre los vinos blancos franceses y aragoneses es la notable presencia en los últimos de aromas cítricos agridulces.

Antibiótico en sus efectos es el lúpulo, de notabilísima y destacada presencia para compensar el agua caliza del Valle del Ebro en la cerveza producida en Zaragoza. Es la hierba causante de que dé tanta hambre beberse dos cervezas porque tiene por su amargor componentes aperitivos conocidos para matizar el proceso de malteado desde Roma.

Como curiosidad, los babilonios lo utilizaron para la curación de la lepra y afirmaban que prevenía el envejecimiento. En Daroca podemos encontrar una plantación de esta trepadora con pasaporte aragonés, que cabe sustituir por las flores de manzanilla: que cuentan con aceites esenciales y compensarían criar tripa por sus efectos demostrados antiinflamatorios.

La granada roja nos rejuvenece cerca del ajo y la escarola o como interesante adición a los combinados.

La mejorana y el orégano desinfectantes y con sabor a pino, la menta picante y digestiva como bien conocen nuestros vecinos del Magreb que la meten en el té negro, la melisa cítrica y la resina de pino con que los griegos aromatizan los vinos blancos, son abundantes en Aragón.

Mayor tradición en Zaragoza si cabe tiene la fabricación y consumo de regaliz, ese palo un poco dulce y anisado, también ácido, con una azúcar propia que quita el mal de cabeza.

En nuestros días los viveros producen aromáticas todo el año: tales como el tomillo, antiinflamatorio natural, rico en minerales que activa la circulación; el romero que quita la tos y el catarro, amargo y rico en aceites esenciales y mejor amigo de los asados; la rosa que en Turquía se come en gelatina dulce y tomó nombre de Rodas, la isla fragante (por cierto, el puerto fragante es Hong Kong).

Las rosas con sus miles de variedades, primas de las almendras y manzanas, ricas en aromas a almizcle y otros cítricos, fueron canon de la belleza femenina. Sus matas son abundantísimas en los jardines populares todavía regados por abuelos que dominan el apoyo del peso y su inercia para cavar con estilo en los jardincicos delante de sus bloques de Balsas del Ebro Viejo, de sus parcelas de La Jota o La Paz.

El otoño es tiempo para tomar a mitad de tarde un vino tinto o una taza demorada de té. Del negro fermentado estimulante, astringente y que despeja la mente que llegó a Inglaterra desde la costa turca del Mar Negro y causó la independencia americana, consumido en mezcla con bergamota para desayunar; del verde antioxidante y más leve, apto para meditar, amargo y sutil si utilizamos pocas hojas al modo chino; del hervido con jazmín y otras flores, para darnos un homenaje gustativo… La combinación más refinada de la cocina japonesa sirve la seta matsutake en un tetera en caldo dashi y nueces de gingko, el árbol de oro.

Disponemos en el mercado de frutal pimienta verde en conserva, de la pequeña orquídea del que se raspa su interior que es la vainilla (que aromatiza y hace adictivo el tabaco de Virginia o un buen chocolate), de nuez moscada que le va bien al reúma, de pimientas de Jamaica que recuerdan a la canela y van bien, como el clavo, con el chocolate, de polvos de la quina que salvó a los ingleses de la malaria con azúcar y lima añadidas al agua carbonatada (ya saben, la tónica un poco psicotrópica)…

Aragón tiene pendiente usar más salvia como toque picante y fresco que matiza la grasa de cordero, la segunda hierba nacional italiana tras el orégano que mantiene el pulso firme y los nervios de acero, de la que los fanáticos italianos hacen licores con limón. Porque la salvia salva, y tiene un saborcillo a alcanfor del que gozan en el Mediterráneo al este del Tirreno todas las culturas.

06.10 Luis Iribarren

3.10.25

Ebro 5: Zaragoza: Metrópolis del Ebro


Empezamos las fiestas de Zaragoza, Aragón y todo el Valle del Ebro, por lo menos el taurino, del Pilar de 2025.  Elaborados a orillas del Ebro, como reza el eslogan de la principal cervecera independiente de la ciudad, me dirijo a ti, Zaragoza, como ciudad que a mí me hizo, como oscense agradecido.

Quiero escribirle a esa hija de César Augusto cuando se materializa y se echa a la calle, adelantando un tramo de mi Ebro.

Todos hemos escrito o pensado sobre este ventoso punto de encuentro, la principal ciudad de población de Soria, el punto de compras al por mayor de Lérida, el este oasis central y faro en mitad del desierto aragonés rodeada de gasolineras de Hopper, narrada por escritores parientes del poeta Crane que conforman lo que la crítica ha aquilatado como la edad de plata de las letras aragonesas.

Zaragoza es por sequedad climática y días de sol, por sus páramos que la circundan, pariente de la israelí Beershevá, la kazaja Astaná, la turca anatolia Konia con la que comparte condición de ciudad de fe y la capital de Arizona: Tucson. Su entorno dramático y especializado en cultivos como la vid con un marco de fondo calizo de montaña no tiene relación con los paisajes dulces europeos y traslada a la argentina Mendoza, Calgary o Isfahan, diferenciándose del resto de capitales mundiales del páramo por su vena aorta: el Ebro de aguas abundantes. Entonces las comparaciones más felicesserían con Bagdad, Xian o El Cairo.



Si el emplazamiento de Zaragoza es magnífico es una cuestión que ya fue apreciada desde su fundación por Roma que roturó con bueyes su cursum próximo al solar de Salduie, asentamiento ibero-sedetano bendecido por la abundancia de aguas de su entorno.

El mismo tuvo como área de desenvolvimiento el rectángulo de superficie a trazarse desde la desembocadura del Huerva en el Ebro hasta el límite de la actual calle San Vicente de Paúl y por su paralela a considerarse desde el centro del parque de Bruil a la presente calle San Jorge. La anteriormente llamada en mi infancia Salduba –nombre del primer pabellón polideportivo cubierto de la ciudad- fue una ciudad rival de la vascona y próxima Alagón-Alaun en cuanto a asegurarse el agua necesaria para regadíos y tierras de cultivo, y se trató de una ciudad libre y próspera. Cuestión reflejada en los singulares bronces de Botorrita, sitos en el Museo provincial zaragozano que ya revelan una sucesión de actividades en el centro del valle del Ebro comunes a cada civilización que lo ha administrado y previas a Roma.



No es extraña la importancia de la urbe desde sus primeros días. No lejos de su feliz emplazamiento en el encuentro de tres ríos, desemboca en el Ebro el río Jalón como principal afluente y más largo de su margen derecha a pocos kilómetros aguas arriba de Zaragoza. Avanzando río arriba por su valle, se transita por un paso natural para la civilización e intercambio de mercancías con las mesetas castellanas, el centro de la Península que dio acceso a Tartessos, como se accede por su afluente Jiloca arriba a las huertas y mar valencianos.

En la margen izquierda del Ebro y hoy integrada en la ciudad, hallamos la desembocadura del abundante en aguas de calidad río Gállego, el que viene de la Galia y hoy Francia, que mediante acueducto suministraba agua del Pirineo a Zaragoza, nada es nuevo. Remontándolo se llegaba a través de calzadas romanas muy transitadas por ser el acceso de los legionarios a fuentes de aguas termales al Portalet, se cruzaba los Pirineos y se alcanzaba Pau-Beneharnum, Tolosa y Burdingala. Por todo ello, la ciudad de Zaragoza como cruce de caminos y nudo logístico no es cosa nueva sino heredada.



Sobre una parte y algo más al oeste de la fundación ibera de Salduba, César Augusto ordenó arar un cursum con vistas al río y erigir una colonia romana que se reveló fundamental para la romanización del Valle del Ebro. Lo confirman los importantes restos e instalaciones de que dispuso como ciudad intermedia, concebida para regir uno de los cuatro conventos de la provincia romana Tarraconense –además de los de Clunia y Sagunto, añadido el de la propia capital-.

El legado que ha llegado a nuestros días no solamente es material, compuesto por los en restos de una muralla firmemente levantada, un pantano de abastecimiento en Mezalocha, puerto, termas, un foro muy fino y un teatro más grande en superficie que el actual principal de la ciudad. Sigue vigente en la articulación de las calles que pisamos cada día, en el plano de la ciudad y su Coso perimetral mencionado y pegado a la muralla.

Asimismo presente en los abundantes fondos romanos expuestos en el Museo provincial de Zaragoza o en el puente de tablas con pilares de piedra precursor de uno de los símbolos de la ciudad: el puente de piedra medieval. Marcadamente utilitario al tratarse de un elemento de ingeniería romano, pues constituía en puridad un puente-acueducto para la traída de aguas más limpias a la ciudad desde el río Gállego, como se ha citado.

Las cloacas y complejos excavados reflejan la importancia de la capital de convento parida por Roma, pero lo que ha pervivido de todas las decisiones administrativas romanas en el alma de la ciudad ha sido su consolidación en todas las civilizaciones como ciudad puerto, mercado y puente, como almacén logístico desde el que distribuir los excedentes de producción de todo el valle del Ebro. Metrópolis del mismo, por consiguiente.



Ello significó que Zaragoza no perdiera tanta importancia como otras ciudades hispanas o europeas en el periodo visigodo, manteniéndose como sede episcopal de la que fue cabeza el santo Braulio, excelente escritor de la generación de Isidoro de Sevilla. Ello la catapultó a conocer un esplendor económico y cultural en su calidad de capital de la frontera norte del califato omeya y con el gobierno y administración de los reyes de la dinastía yemení Banu Hud en que Saraqusta y sus políticos e intelectuales controlaron y recibieron recursos de todo el noreste islámico y reyes vasallos cristianos. El esplendor de su palacio taifal de la Aljafería revela esa edad de oro.

La sociedad de Saraqusta la Blanca, Al Baida, asimismo albergó un complejo palacial administrativo en el entorno de las Murallas Romanas, una notable judería intramuros que se conservó tras la reconquista de la ciudad y otro fundamental núcleo exterior, un barrio mozárabe, erigido en torno a la basílica y cripta de las Santas Masas –después de Santa Engracia-, hoy próxima al Paseo de la Independencia. Centro de culto que pervivió en el solar siempre sacro en que desarrolló su magisterio san Braulio. La portada de la iglesia renacentista que aún se conserva es la mejor obra de Gil Morlanes padre, una obra escultórica de alabastro que disfrutamos en cada paseo por el centro. Qué decir de su palacio de la plaza San Carlos, uno de los principales hitos de la arquitectura iconográfica renacentista europeos en su sucesión frontones y columnas de sus ventanas historiadas.

La tolerancia islámica anterior al gobierno almohade de Saraqusta no fue casualidad, pues la élite gobernante estaba compuesta por integrantes de la familia Banu Qasi, visigodos cristianos convertidos al Islam.



Zaragoza devino capital de Aragón desde la entrada a la ciudad de Alfonso I en 1118, experimentando un notable crecimiento por repoblación franca pero conservando su población judía concentrada en el flanco este interior de la muralla romana, hoy barrio de la Madalena, y con la musulmana o mudéjar trasladada fuera de las murallas junto con sus actividades mercantiles y productivas en el arrabal de Sinhaya o de la Morería, al sur de la puerta Cinegia que porta su nombre y cuya calle principal siguió el trazado del actual Paseo de la Independencia. Localizándose otros arrabales en Altabás, margen izquierda, y Tenerías, cuyo eje sería la calle Doctor Palomar en nuestros días.

Con la Corona aragonesa volcada en su consolidación como potencia marítima mediterránea, Zaragoza continuó como centro institucional de los Aragón y gran centro, a la par que el de Burgos en Castilla, para la de exportación mediterránea de la lana de alta calidad pirenaica.

De lo que da ejemplo la construcción de su bellísima Lonja renacentista, próxima al palacio de los Aragón y su catedral de la Seo de San Salvador, con elementos románicos pero fundamentalmente erigida en estilo gótico mudéjar de lo que da constancia su interior y magnífico cimborrio.

Destacando la torre exterior barroca, obra del arquitecto Contini y su única obra proyectada fuera de la península itálica, el remate es particularmente bello, un chapitel bulboso, digno de un discípulo de Borromini. Elemento que la emparenta con la Colegiata de Santa María de Calatayud y abundante en el barroco del norte de Europa.

Si preguntamos a los zaragozanos, sin embargo, qué dos elementos arquitectónicos de la ciudad les parecen más singulares y generan mayor cariño contestarán sin dudarlo que el airoso pasadizo del Arco del Deán y la fachada norte de la Parroquieta de La Seo que convierte a Zaragoza en una capital casi selyúcida, en una corte iraní con los colores de Muel que son los de Isfahán.



Además de la Lonja, la ciudad mercado de la lana y otras producciones hortícolas, la capital cuchillera y cuna de artistas y pintores al servicio de todo un valle, la de los banqueros e inversores inteligentes, la de los jefes de la Casa de Ganaderos de origen aquitano, dio de sí económicamente como para contar con una colección de palacios renacentistas con patio.

Una parte de los cuales todavía se conservan en buen estado, siendo museos o infraestructuras públicas en su mayor parte como los de los Condes de Argillo, la Casa Pardo, la de los Morlanes en la antigua judería, los de la Real Maestranza, Huarte-Azara, Montemuzo o Armijo rodeando La Seo, o los magníficos de Sástago y de Morata o Luna, en el mismo Coso.

El acuerdo de los historiadores del arte es unánime en cuanto a considerar al Palacio de la Infanta como obra cumbre de este periodo en que a Zaragoza se la denominaba como “La Florencia Española”.

Tras ello y hasta la destrucción inmobiliaria de la Guerra de la Independencia, se erigen conventos e iglesias barrocas en la ciudad antigua, los ilustrados conciben la arboleda Macanaz y la llegada de aguas del Canal Imperial revoluciona el urbanismo, se pone de moda Torrero y veranear en las torres y la ciudad se estira hacia el sur.

El siguiente momento de expansión se produce a final del siglo XIX con la llegada del ferrocarril, la condición de punto neurálgico para el tráfico de mercancías y personas de la ciudad y la implantación de la industria de transformación azucarera, germen del crecimiento de factorías y polígonos que aún perviven. De ello están dando réplica numerosas publicaciones y artículos especializados.

El siguiente impulso se daría a partir de los años 60 hasta la implantación de General Motors en Figueruelas, con la llegada de la US Air Force y base española que ha legado el mejor y más largo de los aeropuertos del sur de Europa –causa y origen junto al Canal que constituye su flanco norte de Pla-Za-, el impulso de la ciudad como polo de servicios y universitario y, con posterioridad, como capital de la comunidad autónoma aragonesa repleta de nuevos equipamientos.

Ello ha condicionado que la superficie de Zaragoza se haya multiplicado por cuatro, el desarrollo del ACTUR y demás actuaciones urbanísticas, ser origen a partir de su puerto seco del tren de la Ruta de la Seda hasta China y contar con una decena de polígonos industriales punteros y una prestigiosa industria propia entre la que no se puede dejar de mencionar Pikolín, la chocolatera Lacasa con origen en Jaca, la cervecera Ámbar y las papeleras con mayor producción de calidad y cantidad europea; junto con un sector bancario y de seguros impresionante.

Fue con la Expo 2008 en que Zaragoza dejó de estar divorciada de nuestro Río Padre, la arboleda no impide pasar el Ebro porque está llena de vida y las mozas rabaleras cogen el tranvía para merendar en Valdespartera, donde mi tío navarro hizo su desértica mili.

02.10 Luis Iribarren

Plano de Zaragoza con las tropas francesas sitiando la ciudad


Este plano de Zaragoza, del año 1808 y 1809 (más bien de este último año) nos muestra varias cosas interesante, dentro de que es un plano poco real en cuanto al urbanismo de la ciudad, pues está muy alargado, no representa realmente la Zaragoza de entonces. pero es un plano militar.

La Guerra de la Independencia, y esto lo entendemos mejor ahora que estamos en unos años prebélicos que no sabemos hacia dónde nos llevarán, no era cuestión de españoles y franceses, Intervinieron muchos más países.

Hubo también portugueses, ingleses e italianos, y todo ellos hicieron sus propios planos de la ciudad de Zaragoza, para defenderla o atacarla. En realidad luego no intervinieron tropas europeas en la defensa de Zaragoza.

Otro detalle interesante de reseñar es que es el primer plano de la zona en donde se ve señalada la Sierra de Alcubierre como zona de interés militar. 

Famosa en la mal llamada Guerra Civil de España como una zona de asentamiento de las tropas de la República para intentar atacar Zaragoza, aunque nunca pasaron de morir y matar en esa zona tan estratégica aunque no lo parezca, para defender Zaragoza.

27.9.25

Discotecas la Zaragoza de los años 70 para baile


En aquellos años 70 del siglo XX, la Zaragoza juvenil estaba en plena efervescencia, bullía y tenía una vida de discotecas de tarde y de noche que llenaban las necesidades de todos los jóvenes hasta los casi 40 años de edad, más de eso ya no era habitual excepto en tardes de boda. 

Os dejo arriba un anuncio de 1973 con las discotecas míticas de aquellos años. 

La famosa Beethoven, Papagayo, Parsifal, San Jorge para ligar los soldadicos de mili obligatoria, la Astorga's, la Cancela de noche, la triste Charlestón años 20 con tan trágico final, el Don Yo para los que ya entonces eran algo diferentes, Formigal, Iguana, Seneca, Pago Pago  u Orquídea Club entre algunas salas de aquellos años.

No están todas las de aquella década, pues algunas cambiaban de nombre y otras surgían o cerraban. Eran locales que desde las cinco de la tarde abrían en los fines de semana, horarios que hoy suenan a locura.

Ebro 4: De Rerum ReinosII


Los viejos rockeros de la EGB memorizábamos en geografía los ríos y sus afluentes. Españoles, europeos y mundiales, y
  no era una mala cosa. Porque toda vida es una cuenca, en que los ríos van al mar, que es el morir.

O como diría el riojano del valle Gonzalo de Berceo: “tal es Sancta María, como el cabdal río”. Y un río del caudal de la santa que atraviese Rioja solo hay uno para este poeta que contribuyó a la edad de oro medieval de la advocación mariana, con reflejos como Valvanera o el Pilar en el valle para superar esos tiempos en que los monarcas, nobles y quien se lo pudiera permitir tenían hijos bastardos con sus amantes regias, que se llamaron “de ganancia”.


 

Fontibre-Deltebre, Reinosa-Amposta y, en mitad del valle las demás villas y ciudades.

Reinosa es una ciudad de rúas con casonas con sustentados por firmes columnas pétreas, de varias plantas y en cada piso, salientes o galerías de madera blanca, reminiscencia de la arquitectura solariega cantábrica  y gallega. El Ebro en sus edificaciones del siglo XIX palaciegas mira al mar hasta Logroño y los amantes de las galerías no necesariamente debemos desplazarnos de romería laica arquitectónica hasta A Coruña, Oviedo o Santander pues tenemos magníficos conjuntos de ellas, bien conservadas, tanto en Reinosa como en Miranda de Ebro.

Los palacetes burgueses y casas de comunidades con galerías corridas en varios pisos, en las que ver y ser visto a resguardo de las inclemencias, suceden en función a los balcones o solanas cubiertos por protegidos por un alero muy amplio de las casonas y los caseríos vascos. 

Una arquitectura rural de gran calidad especialmente sobresaliente en el Pas y Valle de Cabuérniga, que fijan el canon de casa montañesa: de piedra sillar, entrada mediante arco gótico o renacentista de medio punto, inicialmente con pajareta o cerramiento de uno de los lados cubiertos del soportal y recrecidas en una planta con balcón en el periodo barroco que generó las solanas –hoy las denominaríamos balconeras con geranios o mazorcas secándose- y barandales sobrios pero torneados de madera de castaño, pino o nogal.

 

Reinosa no contiene muchos ejemplares de casonas del tipo cántabro expuesto pero sí torreones medievales convertidos en viviendas, casonas de piedra sillar de balcones de reja sobrios (dado que llueve menos) como Casa Mioño, calles porticadas y conventos e iglesias barrocas, antes románicas. 

La ciudad permaneció ajena a las rutas laneras que partieron de Burgos hacia Bilbao y Bermeo en primera instancia y a Laredo y Santander por las Merindandes burgalesas con los primeros Borbones. Tuvo que esperarse a 1765 en que se produce la liberalización total de los monopolios para exportación a favor de ciertos puertos cuando se potenció la ruta de Santander-Reinosa-enlace con el Canal de Castilla en el Pisuerga que se convirtió en la principal autopista fluvial de mercancías de la época; con Santander independizada de Burgos para exportar lana y cereales a Cuba y Puerto Rico, a cambio de azúcar.

Así nace la Reinosa lineal, de camino real, atravesada por el puente de Carlos III y con desarrollos urbanos de calidad en las dos márgenes del Ebro, al mismo modo que en Miranda de Burgos o la propia Zaragoza.

Fondas, molinos, negocios mercantiles regidos por comerciantes de todo el valle del Ebro, hacen necesario generar varias plazas especializadas cada una en un producto o sector: caballos, vacuno, cerdo, herramientas del campo y la sobresaliente producción de huevos, leche y quesos de la comarca.

 

Ello ha permitido disfrutar por sus habitantes de un nutrido conjunto de edificaciones burguesas, un airoso teatro, además del puente de tres arquitos de Carlos III sobre el Ebro recién nacido.

Capas posteriores de desarrollo derivaron en la instalación como cruce de camino de una fábrica de vidrios, otra de chocolate refinado y la primera industrial en España de queso, promovida por un francés Boffard por la calidad de la leche del ganado campurriano.

De todo ello queda una opción de paseo magnífico rematado por disfrutar del Ebro infante, parándonos a mediodía a solazarnos con un cocido cántabro completo o una colación de truchas fritas.

No debéis dejar de lado visitar la impactante escultura de Agustín Ibarrola a orillas del río: conformada por un prado del que emergen doce siluetas que representan a los operarios de trabajadores siderúrgicos de la población. De gustaros como a mí el racionalismo, es interesante que os detengáis en las viviendas promovidas para los trabajadores municipales y para los directivos de “La Naval” (Sociedad Española de Construcción Naval) a cuyos trabajadores reivindica la escultura de Ibarrola.

 

La ciudad va mermando en población debido a que su factoría siderúrgica y sus industrias galleteras automatizan cada día más funciones. Cuestión común les acontece a otras poblaciones intermedias del valle, excepto a Arnedo (La Rioja) y otras que cuenten con tejido empresarial compuesto por empresarios vecinos del territorio. 

Estando Alto Campoo bien comunicada como comarca por ferrocarril, la mayor potenciación turística de su entorno, su interesante patrimonio y palacios neoclásicos y su tradición repostera pueden ofrecer alternativas para el arraigo de nuevos habitantes.

 

El centro geográfico de la comarca lo ocupa el Embalse del Ebro, fundamental regulador del río cuando llueve o nieva en abundancia con ocasión de galernas de aire húmedo de Madeira o borrascas norte en la costa, provocando precipitaciones incluso en la cara sur de la cordillera Cantábrica. Cuyo no remanso y regulación provocaría previsibles inundaciones severas a partir de Logroño. 

La presa es de 1952 y la proyectó el fundamental ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Ebro: D. Manuel Lorenzo Pardo, madrileño homenajeado con calles y bellas esculturas en toda la cuenca como la próxima a la Lonja de Zaragoza. Este ingeniero dirigió tanto con administraciones republicanas como tras la Guerra Civil el organismo de cuenca residenciado en especialísimo edificio racionalista de los Hermanos Borobio, engalanado por un revolucionario monolito-fuente de Ángel Orensanz y sito en el Paseo de Sagasta zaragozano. 

De importante capacidad, la altura de la presa del Embalse del Ebro es significativa por superior a 34 metros. Remansar agua, como en todos los lagos humanos o naturales, genera bellas penínsulas y playas. En el paisaje montañoso donde se halla, dota a su ubicación de una innegable espectacularidad. Una de sus particularidades es que no se vea afectado hasta la fecha por la plaga de mejillón cebra.

 

Resto del patrimonio de Campoo

Para ver con amplitud e íntegramente el curso alto del Ebro, es inexcusable subir a la Estación de Esquí de Alto Campoo desde donde se llega a divisar la lámina del embalse citado, mar interior en toda regla.

Además de la presencia de exponentes de la cultura celta como menhires o restos esquemáticos, la visita fundamental a realizarse en esta comarca es la de los restos que se han conservado de la ciudad intermedia romana de Julióbriga, en la localidad de Retortillo. Otros restos objeto de excavación y catalogación, son los existentes en el término de Valdeolea, yacimiento cántabro-romano de Camesa-Rebolledo.

 

Julióbriga deriva como toponimia de Julio César al igual que sucede con Zaragoza y se erigió sobre castro celta bien ubicado y con próximas aguas abundantes, en suelo conquistado a los cántabros. 

La ciudad tendría por dimensión aproximada la de Los Bañales, el yacimiento de Uncastillo al norte de la provincia de Zaragoza. Disponiendo de foro y servicios comunes básicos planificados y urbanizados por una legión conocida por haber probado armas en la península de los Balcanes.

 

Otros destinos por recorrerse en este serían la bella colegiata románica de San Martín de Elines, parte de un importante monasterio; el tupido robledal de Navamuel, cercano a la provincia palentina en el mismo valle de Valderredible; la villa histórica al sur de la comarca denominada Polientes; o limitarse a vagabundear por las orillas del Ebro y bosques de ribera en esta última población y la capital Reinosa. En cuyas orillas hay magníficos restaurantes, como se ha citado. especializados en gastronomía cántabra de montaña.

Por último nos parece inexcusable detenerse en el centro de interpretación del románico de montaña cántabro sito en la iglesia de dicho estilo de Villacantid, de una calidad tal que está a la altura de las afamadas iglesias palentinas de montaña. Algunas de los cuales en vez de torre a cuatro caras disponen de espadañas con aberturas que no son propiamente ventanales sino simples pero elegantes arcos de medio punto como anclajes del yugo o contrapeso que sujetan las campanas.

26.09 Luis Iribarren

23.9.25

Zaragoza desconocida por el paso del tiempo


No es sencillo imaginarse una Zaragoza como esta. Ya no existe, aunque si existe el lugar, su urbanismo casi vacío de elementos iguales a los que vemos en la imagen. 

Las personas que en esta imagen estaban en la plaza ya no existen. Ninguna. El fotógrafo logró que no salieran al forzar una exposición fotográficas de muchos segundos. Era o habitual entonces. 

Pero todos han fallecido ya, aunque la ciudad sigue. No existen en su sitio ni la fuente hoy en el Parque José Antonio Labordeta, ni los arcos del fondo preparados para una vista real. No existe el Paseo pues hoy es una gran calle con el tranvía y muchos autobuses.

Pero es Zaragoza, sabemos que es Zaragoza. Si somos capaces de imaginarnos la actual Zaragoza dentro de 100 años, podemos estar seguros que tampoco estará igual a la actual, que ninguno de los habitantes actuales estarán en este punto contemplando lo que haya del Paseo Independencia.


17.9.25

Ebro 3: Un valle surcado por Caminos de Peregrinos


El orbe se halla repleto de ciudades y villas que han surgido para dar servicio a peregrinos en su caminar hacia lugares místicos, santuarios que concentran energías innegables. Dado que las apariciones se producen en entornos naturales espectaculares comúnmente, o la trilogía del Baztán no hubiera tenido tanto predicamento.

Las sendas japonesas de la península de Kii que comunicaban entre bosques de cerezos y espectaculares caídas de agua a las capitales imperiales de Kansai, Nara y Kyoto, con el santuario sintoísta de Ise; las laicas que recorren en Estados Unidos la ruta 66 o los caminos que los pioneros usaron para cruzar los Apalaches hasta alcanzar en Natchez el Mississipi; las que recorren los santuarios budistas de la isla japonesa de Shikoku como las que llevan a Qom e Isfahán a través de Kurdistán; la celebérrima andada hoy interrumpida por muros entre el lago Tiberíades, el Jordán, remontar el desierto de Judea hasta Jerusalén y, pasando por la Natividad de Belén, llegar entre olivos a Hebrón, respirando el aire seco de los altiplanos de Judea, tienen relación como antecedentes o tomaron como referencia al Camino de Santiago.

La principal ruta europea de peregrinación, su calle Mayor, discurre y vertebra los somontanos del Valle del Ebro. Desde la localidad navarra de Puente la Reina, es una sirga gruesa compuesta por los tres caminos principales franceses que convergen en la Baja Navarra (Ostabat), cruzan el puerto de Ibañeta desde San Juan de Pie de Puerto

y se unen al camino papal: el aragonés o tolosano, en las cercanías de la bella e inquietante ermita de Eunate.

Una joya absoluta que remata la vía de los Aragón y debió oficiar como bellísimo refugio de peregrinos al estar en mitad de las colinas de Valdizarbe sin población próxima. Santa María de Eunate es un conjunto conformado por una arquería o claustro exterior con arcos abundantes –las cien puertas o ehun ate, en euskera- que envuelve a una asombrosa iglesia ortogonal como si de una piedra preciosa enmarcada por un anillo se tratara.

Este cuarto camino citado nacido en Arles (Provenza) recogió a los peregrinos venidos de las sedes papales (Roma, Aviñón e incluso Peñíscola) que iban hacia el oeste atravesando los más altos Pirineos por Somport o el Puerto de Palo. Ello le infiere una marca especial por tratarse del ramal surcado tanto por cardenales como por los trovadores del amor, los poetas provenzales y toscanos.

Así tanto los abades y como los canteros inicialmente lombardos y posteriormente tolosanos vinieron a establecerse (a “vender su maestría” o ritual romano cluniacense) en los reinos a los que se accede por el Somport del Pirineo sur como peregrinos o aventureros. No es descartable que recibieran una oferta que no pudieran rechazar en cuanto a su seguridad personal por la alta curia o casas reales hispanas cuando viajaban a Roma para obtener bulas papales.

Los caminos se utilizaron, no conviene olvidarlo, en ambas direcciones. Hoy las flechas amarillas marcan solo ir hasta Fisterra.

El camino resultante de los tres fusionados en Ostabat atraviesa el naciente Pirineo occidental por la cota no muy alta del puerto de Ibañeta, que da acceso a Roncesvalles y la capital del “Reyno de Navarra”, la fundación romana Pamplona que los pastores a su alrededor llamaron la ciudad: en euskera, Iruñea.

Grandes y pequeñas joyas de la arquitectura religiosa, conventual y palaciega, erigidas según la convención artística cluniacense de Borgoña –con claustro, ábside mirando a Jerusalén y puerta de acceso historiada según pasajes bíblicos en los dos primeros casos- jalonan y dan servicio al peregrino en todos los itinerarios referidos, conteniendo esculturas labradas por canteros de la Francia cátara o artistas locales itinerantes como lo fueron los maestros de Jaca y Agüero, discípulos o integrantes de los talleres de los primeros.

Entre las que ocupan un lugar relevante en mi corazón están la citada ermita de Santa María de Eunate, el fundamental conjunto urbano de Nájera o la emblemática localidad oscense de Santa Cruz de la Serós. San Juan de la Peña y la portada-bestiario de Santa María de Sangüesa son directamente partes de mi vida, el origen de mis dos abuelos, como también lo es el santuario de Leire que visito cada año.

Pero a estos conocidos caminos o vías debe añadirse el recientemente creado y frecuentado Camino del Ebro: el que desde el Delta del Ebro busca por sus márgenes de chopos y carrizos la confluencia con el francés en el puente de piedra de Logroño. Un camino de sirga que remonta, como se titula la principal novela de Jesús Moncada y que se halla especialmente honrado en esa fantástica y minimal escultura en que unos chorros de agua representan a los afluentes del río, próxima a las señales indicadoras kilómetricas hasta Fontible y Tortosa que se halla en la Arboleda de Macanaz de Zaragoza.

Otro ramal del camino histórico resolvió la conexión entre el Camino de Santiago principal y el del Norte que bordea las costas cantábricas y entra en Lugo por la obispal ciudad lucense de Mondoñedo. Nos referimos al Camino de Santiago Lebaniego, vía de acceso desde ambos al fundamental monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Es una vía que fue enormemente frecuentada y que procedió de las vías de trashumancia que surcaron los puertos de los imponentes Picos de Europa. La Cordillera Cantábrica en sus macizos orientales cae al próximo mar de su nombre con mayores desniveles que los Pirineos.

En la planicie con microclima asoleado de Liébana se asienta el monasterio franciscano e iglesia gótica de Santo Toribio, complejo que debió ser inicialmente un templo con cenobio anejo prerrománico, semejante en apariencia a los que perviven en Asturias como Santianes de Pravia, Santa María del Naranco o San Miguel de Lillo.

A diferencia de los asturianos que no gozaron de reliquias relevantes (si descontamos la cruz de Covadonga), se difundió por la Europa medieval que en este soleado y mediterráneo por resguardado valle cántabro se hallaba depositado un trozo de la cruz de Cristo o Vera Crux, llevado a Astorga por su obispo Toribio desde la misma Tierra Santa.

Hoy día la importancia artística del monasterio lebaniego no estriba en su planta o elementos arquitectónicos sino en que el mismo se escribió e ilustró un Libro del Apocalipsis que representa la obra pictórica crucial previa a la de Giotto en los albores del Renacimiento italiano. Así Liébana, como Siresa en Aragón o Ripoll en el Pirineo catalán, fueron sedes de monasterios depositarios de bibliografía y conocimientos cruciales para el despertar humanista renacentista.

Al Beato de Liébana, por su particular estilo pictórico y como artista, se le considera un verdadero antecedente del Greco, en un Goya “avant la lettre” como autor de un códice impactante y revolucionario, una guía visual sobre el Apocalipsis conocida y difundida en todo Occidente, en la que dio rienda suelta a su habilidad caligráfica y compositiva. Por otra parte, tan conectada con el patrimonio gráfico musulmán que se ha preservado en Al-Ándalus y simbolizan a la perfección las yeserías de la Aljafería zaragozana.

17.09 Luis Iribarren

11.9.25

Ebro 2: La Cantabria mediterránea, el Alto Campóo

El valle orientado al este que conforma comarca cántabra donde nace el padre Ebro recibe el histórico nombre de Valle de Campoo, que comparte con el alto valle del Pisuerga, del que su capital es la ciudad especializada española en la fabricación de galletas alimento de las legiones: Aguilar de Campoo.

La pastelería basada en mantecados y sobaos del norte castellano y toda la comunidad cántabra se debe a la feliz combinación de un trigo de alta proteína producido en altura, aguas purísimas y mantequilla untuosa y suficiente por contar estas tierras con una cabaña vacuna productora de altísima calidad. Perderse en las pastelerías de Espinosa de los Monteros, el valle del Pas y tantas localidades de esta área geográfica es un goce para los sentidos.

Dentro de la comarca cántabra de Campóo, hay dos subdivisiones denominadas Campoo de Yuso y Suso, comprendiendo las parroquias, después municipios, aguas arriba o abajo en el Ebro de su ciudad capital: Reinosa.

Como ya se adelantó pero por su importancia se insiste deambular por las orillas de los ríos forma parte de la actividad humana nómada y ganadera, valles y riberas son paso franco para las rutas trashumantes incluso en ríos caudalosos por su primer vado (significado de Bilbao en el Nervión). Así y desde la noche de los tiempos, los valles de ríos favorecieron la implantación de civilizaciones que los remontaron desde su desembocadura, fueran o no navegables. En el caso del Ebro, contribuyó a la romanización de toda su cuenca y valle dejando cultivos, usos y toponimia. Dio asimismo estatuto de ciudadanos sujetos a derecho romano a los propietarios iberos y celtas jefes de las tribus y clanes, los amos del territorio que inicialmente abastecieron a las legiones.


A la comarca del Ebro natalicio se la llama con la expresada toponimia de Campoo y los historiadores a los que preferimos creer, a vuelta de vuelo de dron o de rapaz así se percibe en el paisaje, indican que el topónimo viene de Campodium: lugar de campos en repisas o navas, compartiendo significación con la etimología de Navarra.

El gentilicio de sus gentes es el de campurriano, y significaría habitantes en un lugar llano de campos. Entre barrancos delimitadores de cultivos de cereal, el sur cántabro es un paisaje frío y seco mediterráneo semejante al de la faja somontana de breves kilómetros que compone el paisaje de Álava, la Jacetania oscense o la Cerdanya en que nace el río Segre.

La tierra se reseca por asoleada y ventosa y son altiplanos todos ellos muy fríos en invierno, abundantes en heladas tardanas por lejanos al mar –el principal estabilizador climático- y, para colmo, un horno seco con noches frías en verano. Todo ello, sin embargo, es garantía de enorme calidad por ausencia de hongos para la producción de cereales, vid, frutas de altura y producciones de huerta que necesitan azúcar solar para ser dignas.


La tierra valle de Campoo oficia por su ubicación como necesario cruce de caminos entre el interior mesetario del valle del Duero y la costa cántabra. Conociendo desde tiempos antiguos importante tráfico humano y comercial por calzadas romanas y de peregrinación, que fueron ampliadas como vías para la exportación de la lana de la meseta castellana a Inglaterra y Flandes.

Los moradores de origen celta establecidos al norte de los puertos de Reinosa recibieron el nombre de cántabros, como el mar del que se sustentaban en marea baja de pescado y moluscos. Palabra que proviene del prefijo en su lengua y célebre apellido “Kant”: montaña. Aún hoy a sus descendientes se les llama montañeses.

Los cántabros necesitaron, como los vascos, de pastos nutritivos de invierno para el ganado y se extendieron al sur de sus montañas. Su castro capital, la ciudad de Amaya al pie del homónimo y mítico cerro, la establecieron al sur del Ebro en el norte de la actual provincia de Burgos, cobrando importancia Cantabria como ducado visigodo.

El puerto natural de Santander, Ortus Victoriae, solo fue una factoría pesquera de pequeña importancia hasta su desarrollo medieval. Una parada al modo de Bermeo o Gijón, del primer Bilbao, en la fundamental vía Burdeos-Coruña marítima romana correspondiente a la Vías Atlánticas y Aquitana terrestres, fundamentales en el desarrollo de la primera industria conservera hispana.


El pueblo cántabro ha dado nombre al mar o gran golfo que se extiende entre los cabos o puntas celtas de Galicia y Bretaña. La civilización romana consideraba esta costa una de las regiones traseras, de las finis terrae del imperio, recibiendo entonces este mar las apelaciones de Océano Británico y hasta Gálico. Desde sus ensenadas, calzadas y vías atravesaban puertos de montaña para garantizar un cómodo acceso entre los romanizados valle alto del Ebro y meseta del valle del Duero y la costa, que dieron lugar a dos fundamentales comunicaciones:

1.- La Vía del Besaya que discurre por dicho valle comunicando los puertos naturales de Suances y Santander con Palencia, y atraviesa Campoo por Reinosa –cercana a su colonia originaria romana de Juliobriga- bajando por el valle del Pisuerga.

2.- El Camino Lebaniego que parte de San Vicente de la Barquera, cabeza de otro estuario natural fundamental, penetra en el valle de clima mediterráneo de Liébana y, pasando por Santo Toribio, prosigue hacia el sur como Camino Real de Valdavia. Franqueando la cordillera por el paso de Piedrasluengas, da lugar en la comarca de Cervera de Pisuerga a notables ejemplos de arte románico palentino.


Estos pasos grandemente utilizados en el Medievo y Edad Moderna representaron para la comarca campurriana el ser conexión fundamental y parada de postas, asentándose población al servicio de los viajeros. A ello contribuyó su clima continental pero húmedo, fundamental para producir como se ha referido cereal de alta calidad, origen de su tradición galletera.

Como también se comportó dentro del Reino de Castilla de forma necesariamente estratégica si pensamos que Laredo, Santander y San Vicente de la Barquera, junto con Bilbao y Bermeo, fueron los principales puertos castellanos previos a la reconquista andaluza.


Así surgió el polo comercial y de servicios de Reinosa como necesaria fonda y albergue para caravanas y personas en tránsito entre la Castilla vieja y mesetaria las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, desligadas del reino de Asturias-León.

Potenciadas por una sucesión de diferentes reyes castellanos a partir de Alfonso VIII, como Bilbao, Bermeo y San Sebastián más al este, dieron origen a las villas y después ciudades cántabras de Castro-Urdiales (en la sede del castro prerromano de los vártulos y sámanos), Laredo (así nombrada por los bosques de lauretus o laurel) con Santoña como puerto auxiliar en la misma ensenada, Santander (puerto santo de Emeterio y Celedonio, antes Portus Victoriae) y San Vicente de la Barquera (antes Portus Vereasueca de donde se pasa a Liébana y León y villa con las mejores vistas de los Picos de Europa).

Estas cuatro villas, unidas en hermandad, conformaron un corregimiento esencial para la exportación de minerales y lanas castellanos con seguridad propia y autonomía muy considerable. Además de resultar el germen y desarrollo de las dársenas con astilleros de la marina castellana y su fundamental relación naval con el Reino de Inglaterra, que se denominaron en el Reino de Aragón atarazanas (drassanes).


Hoy, Campoo sigue teniendo aspecto de comarca abierta especializada en agricultura y ganadería extensivas, con restos o corros de bosques de robles y carrascas y llanos con apariencia de páramo por causa del efecto Foehn, según el cual las cadenas montañosas atrapan solo en la cara próxima la mar la lluvia y las nubes, que pasan sin humedad a su otra vertiente y generan todos los vientos secos del orbe.

La costa cántabra se especializó dentro de Castilla en una profunda y fecunda imbricación y relación con la repoblación y organización naval y pesquera de la Bahía de Cádiz, en que su población porta en una gran parte apellidos cántabros y vascos.

Curiosidades de las periferias próximas al valle del Ebro.

10.09 Luis Iribarren

5.9.25

Ebro 1. Vía romana Cesaraugusta Burdingala. Planteamiento de la Serie


Cada día los residentes que bajamos de Huesca y nos instalamos para vivir en el entorno de la Estación del Norte “cruzamos a Zaragoza”. Para asombrarnos, asistir a conferencias, comprar en el Mercado Central y ver el tranvía.

Un número cada día mayor de visitantes de la ciudad y residentes en la margen derecha de la ciudad hacen deporte en sus orillas, ven el sol caer desde una península en San Lázaro llenando de rayos naranjas uno de los arcos del puente de piedra, deciden pernoctar en los hoteles del Arrabal, acuden en masa a ver los fuegos artificiales de la Arboleda de Macanaz.

Todos nos quedamos embobados con el Padre Ebro.

El río que adjetiva a toda una península no por casualidad: es el más caudaloso de su cuenca mediterránea en la que se establecieron sus primeros colonizadores. La puerta de levante de las mesetas celtíberas y con sus sedimentos pirenaicos e ibéricos fueron garantía de producción de alimentos abundantes y de calidad en sus huertas que se exportaban a Roma.

El Ebro junto con al Ródano y Nilo son los cursos, atravesando desiertos u horadando sistemas de sierras, que más agua aportan al Mare Nostrum, los que mueren en los deltas más extensos.

El valle de la vena fluvial que atraviesa Aragón, como la de los otros ríos, se asemeja a vista de dron en aspecto a los de los ríos uzbekos Amu y Sir Daria, al Amarillo en China, al San Francisco y Uruguay sudamericanos: cintas escasas de verde serpenteante heridas por un hilo central de plata que atraviesan un inmenso plano ocre.

Los ríos mediterráneos son de régimen de cauce muy irregular, nacen en cordilleras de nieves antes perpetuas y de ellas, más que de lluvia, se alimentan. Su caudal máximo anual se ha adelantado al final del invierno, dado que no todas las aguas de deshielo se regulan y detienen. Antes de construirse los pantanos de cabecera de sus afluentes, en épocas cercanas más frías, sus avenidas ocurrían mediada la estación primaveral. A principios de mayo como indican las fiestas de los navateros y almadieros cuyos troncos se bajaban río abajo para su venta en Tortosa.

Los ríos mediterráneos europeos por discurrir en general su curso de norte a sur, o semejante de noroeste a sureste, atraviesan valles oxigenados por vientos secos de cola de borrasca. Al norte de las cordilleras que los circundan llueve más, pues las nubes atlánticas o del Báltico cargadas de agua se detienen en las barreras montañosas cuya cara sur recibe la influencia del desierto sahariano, del simún seco.

De modo inverso, las tormentas que más agua aportan al Ebro en su vertiente ibérica sur son las producidas por el aire caliente de Madeira y de Canarias, canalizadas en forma de fagüeño o “aire negro”, como lo nombraba mi abuela.

El río del pueblo tiene nombre ibero (herri ibaia) y no nace en puridad como se le ha atribuido en Fontibre, etimológicamente la “fuente del Ebro”. Pozo artesiano así bautizado por el cronista romano Plinio el Viejo. Dado que ese manantial brota por filtración de las aguas del río Híjar.

Comportándose este torrente como falso afluente del principal, hoy computa para establecer la verdadera longitud total del río y mana en las laderas de la cara sureste del denominado Pico de Tres Mares, al este de la Cordillera Cantábrica. Este monte es el punto más elevado de la estación de esquí de Alto Campoo, en término de Brañavieja y se puede acceder a él por carretera.

El nombre de este pico es ilustrativo en su polaridad. Sus diversas vertientes generan aguas que por gravedad mueren en el Cantábrico, Mediterráneo como también en el Océano Atlántico: dado que las de su cara sur alimentan el río Pisuerga y cuenca del Duero con final en Oporto; las de su perfil oeste desembocan en la próxima costa cantábrica a través del río Nansa y las del norte, después giradas al sureste por causa de la orografía glacial, nutren las del río Híjar que después se torna Ebro.

Los cursos de agua permanentes permitieron los primeros asentamientos humanos del Neolítico: a cargo de pueblos que se asentaron en valles que aseguraban alimentación suficiente en cada ciclo agrícola, herederos de tribus antes nómadas que en parte subsistieron como trashumantes. Debiendo garantizarse mediante el uso, ocupación o conquista, en otras ocasiones trocando productos, sus pastos de invierno en tierras bajas necesarios para alimentar a los rebaños de montaña en la que solo brota la hierba y flores a partir de su deshielo primaveral.

Así sucedió con el surgimiento de poblaciones y ciudades en los cursos del río Amarillo chino, el Tigris o Éufrates, el Indo y Ganges. Del mismo modo que Macedonia fue la reserva de pastos de toda Grecia y fuente de su poder económico, en el valle de nuestro río se asentaron civilizaciones excedentarias en producción de alimentos vegetales y animales antes que la civilización romana profundizara en la organización de villas y emporios. Pueblo que incluso se encontró con el olivo y la vid como cultivos introducidos desde los puertos mediterráneos por Fenicia.

Por todo ello en su decurso y riberas se hallan testimonios de asentamientos tanto celtas e iberos como cántabros y vascones.

El río, más caudaloso que en nuestra época, llegó a ser navegable aguas abajo de Zaragoza, como demuestra su puerto, y fue fácilmente colonizado por Roma su fértil valle remontándolo desde Tarraco y Dertosa con naves, impulsadas por el aire de bochorno o remolcadas a sirga en épocas de estiaje.

La romanización con la ocupación de las mejores tierras feraces para el cultivo de la triada romana –vid, trigo y olivos- se produjo a partir de la fundación de ciudades campamento planificadas en las que se asentaron los legionarios al servicio del imperio, con importante implantación de los toscanos y cisalpinos. Basadas en villas, auténticas comunidades de producción y autodefensa.

Así se establecieron junto con el sustrato celtíbero inicial colonos emigrantes: componentes de tropas levadas, centuriones pagados con sal y alimentados con galletas y cebolla, reclutados como cives o para conseguir dicha consideración. Se establecieron en bases o colonias para dar guerra a las tribus celtas e iberas persistentes en las selvas. Levantiscas y casi nómadas en el caso de las que se atacaban desde las colonias que aseguraron el limes norte de la civilización romana, como Pamplona, Astorga o Lugo.

Si vis pacem para bellum, los ingenieros y arquitectos ítalos buscaron para su fundación emplazamientos dominantes de los somontanos de solano.

A partir de Roma, ascender el Ebro y sus ríos afluentes principales fue relativamente sencillo para todos los conquistadores peninsulares, al dejar dicha civilización calzadas, puentes, ciudades y diversas infraestructuras. Las primeras sobre las sendas de trashumancia.

Pasar los puertos de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos siempre ha sido hasta las recientes autovías otro cantar, como todavía hoy lo es para el transporte ferroviario. La civilización romana y su imponente red de obras constituyó el cemento necesario para que prosperasen las villas y ciudades del interior de la provincia Tarraconense. Siendo el Hiberus, su río principal cuyo nombre así quedó romanizado, el eje de la misma.

03.09 Luis Iribarren

26.8.25

Historia del Banco Zaragozano


El Banco Zaragozano fue una entidad bancaria española con una larga trayectoria, fundada en enero de 1910 por José García Sánchez. Su sede central estaba ubicada en Zaragoza, lo que le dio el nombre a la institución bancaria manteniendo el de la ciudad.

Su crecimiento fue rápido y en el año 1929 inauguraba la primera sucursal en Madrid y la sede social en Zaragoza se trasladó a un nuevo edificio en el Coso esquina a la calle D. Jaime I. Posteriormente, en 1932, se abrió una sucursal en Barcelona. 

A lo largo de su historia, el Banco Zaragozano se consolidó como una de las entidades bancarias más importantes de Aragón y una referencia en el sector financiero español.

A pesar de su sólido desempeño, el panorama bancario español experimentó una serie de fusiones y adquisiciones a principios del siglo XXI. En este contexto, en mayo de 2003, el Banco Zaragozano fue adquirido por Barclays de España. Esta fusión (compra) supuso un cambio significativo para el banco aragonés, que pasó a formar parte de un grupo financiero internacional mucho más grande, pero perdiendo su nombre y su identidad.

Durante los años en que estuvo funcionando el Banco Zaragozano: Apoyó al desarrollo económico de Aragón: El Banco Zaragozano jugó un papel fundamental en el desarrollo económico de Aragón, financiando proyectos empresariales y apoyando a las comunidades locales.

Tuvo una sólida reputación: A lo largo de su historia, el Banco Zaragozano se destacó por su solidez financiera y su compromiso con sus clientes. La fusión con Barclays permitió al banco aragonés acceder a nuevos mercados y productos financieros a costa de perder su identidad. 


En el año 1930 estas eran las cantidades en depósitos que tenía cada banco aragonés para que calculemos sus respectivos tamaños: Banco de Aragón 116,5 millones de pesetas. Banco Zaragozano 52,8 millones, Banco de Crédito de Zaragoza 34,6 millones y Banco Aragonés de Crédito 15,7 millones. La actual IberCaja con su nombre primitivo tenía unos depósitos de 45,4 millones.

En el año 1933 el Banco Zaragozano tenía 17 sucursales en Aragón y 18 fuera de Aragón, siendo la entidad aragonesa con más sucursales fuera de su territorio aragonés.

El actual edificio del Banco Zaragozano, el que vemos en la imagen superior, fue un proyecto realizado por el arquitecto Roberto García Ochoa Platas, siguiendo un estilo ecléctico y clasicista propio de esta época, y muy utilizado en establecimientos de la banca que en esta época estaban en plena expansión.

Abajo vemos la misma esquina a principios del siglo XX, con una Funeraria llamada "La Económica" en el solar del actual edificio del Banco Zaragozano, hoy sede de una sucursal de La Caixa.



25.8.25

50 Sombras de Javier Lambán


Javier Lambán, en mi opinión, fue un extraordinario presidente provincial. Como Azcón pasará a los anales como buen Alcalde de Zaragoza y Marcelino Iglesias, presente en Ejea en el funeral con buena cara, uno magnífico y renovador de la diputación oscense.

Es cierto que con sus caballos pisaban una hierba de su partido que no crecía. Porque se tienen, hasta Pablo Iglesias lo practicó, amigas, enemigas y compañeras de partido –o todo revuelto-.

Vinieron los líderes aragoneses del PSOE con cierta incomodidad al Pignatelli, y volvían a dormir a casa. Siendo social demócratas reconocidos por el centro derecha porque no cuestionaban la bandera cuando se declararon republicanos y “gobernaron para todos”.

Frase manida hasta por la saciedad como elogio para expresar que a un regidor de izquierdas se le va a perdonar por los periódicos conservadores de “las regiones” cualquier veleidad menos que grave la alta propiedad, se le va de paso con Arnaldo (un abuelo de Sabiñánigo el otro día me espetó que qué buen alcalde de Sabi sería, risas), cuestione la enseñanza y educación privadas sin quitarles una sola perra pero priorizando e invirtiendo en la pública para contrapesar y, crucial, no se oponga por motivarlo con una política territorial vertebrada a las operaciones extraordinarias de ocupar el espacio vaciado por un interés general particular.

Ocho años del PAR de Lambán y la población rural envejeciendo y bajando en picado. Eso sí, cada Alcalde inaugurando piscinas con los recursos de los molinos. So what, o despejad la ecuación (y luego metemos la variable de si eso son políticas de izquierdas o ese marchamo apesta a los perroflautas de la Madalena, dicho por los socialistas antes “independientes” del lugar).

En todos los artículos que he leído glosan la figura de este excelente político que fue Lambán (la política como ponderación la bordaba…), hombre de partido que nunca exigió a sus diputados nacionales o senadores un voto contrario a su grupo en materia de lo que él mismo auguraba que rompería la unidad de España. En ellos, con cuatro bochazos interesados, se ha valorado al intelectual y gran persona. Menos al excelente escritor que publicó unas muy interesantes memorias en primera persona.

Pero las sombras existen y las vemos, como estamos cegados por las luces de la acción de Chunta Aragonesista coronada por el Gobierno de Aragón de Azcón en forma de Plan de Carreteras con el que dejaremos de pasar vergüenza por el estado lamentable de las travesías de Ayerbe, la subida a Formigal, etc.

Lambán, sin embargo y para lo que entiendo que sí le pesó ser ejeano, enaltecía la labor del PAR de Aliaga. Cerca de sus familiares y a pie de escalera de tanatorio se hallaba una de sus manos derechas técnicas, el muy conservador y amigable Javier Allué.

Su labor en el PSOE como la de otros partidos políticos fue la de representar a su pequeño país, Cinco Villas, al que amaba. Después al Cuarto Espacio y con posterioridad, como buen conocedor de la historia de Aragón, a toda la Comunidad Autónoma. Asiéndose en su poder territorial sobre Teruel y nunca sobre el Alto Aragón, cuna del derecho aragonés.

Imagino que cuando desde niño ves y te cuentan las historias de los colonos hechos a sí mismos de Cinco Villas, los del Bayo bajaron de la expropiación para la construcción de Yesa que mató mi valle, no puedes tener la misma perspectiva que la de su segundo apellido: la de un montañés, que se reencuentra con sus amigos de infancia dos veces al año. Yo le digo a Lambán y al PSOE de Ejea, el agua del recrecimiento, ¿no pensáis que debería plasmarse en algún proyecto a medio plazo para los soportadores del recurso, los valles occidentales de Jacetania camino del abandono?

Pero en la comarca de Lambán del regadío, en la del secano de Biel y Luesia claro está, no hay que emigrar. El terreno en que se juega desde niño se ha transformado y nivelado por el hombre, el páramo se ha regado–y también herido y vulnerado menos en cuatro corros protegidos- y meterle al territorio fotovoltaicas es la siguiente generación de lo normal. Porque yo soy riberano y en mi pueblo hay de todo.

Los agricultores y autónomos, los funcionarios, que conforman la base del socialismo de regadío tampoco ven repugnante, pues no tienen una única opción, que les atiendan en la privada de Navarra una enfermedad de las incurables o pagarle la UN a uno de sus hijos. Es un socialismo pujante, como mínimo de centro, y liberal.

Este socialismo no se va a cuestionar que la Quirón amplíe hospital en Zaragoza con funcionarios en doble actividad por un gobierno socialista, se promocione por el bien de Aragón usos consuntivos del espacio y su acción en lo que verdaderamente importa (sanidad, educación y obra pública) no ha presentado ningún obstáculo para que Azcón remate los expedientes. Concebidos por este sencillo hombre de Estado, amante de Serrat, dizque republicano y adorado por los aragoneses del exilio como torpe en el aliño, pero justo y sabio.

Hasta destacar como eso y verso libre de cierto PSOE aragonés, representación que se irrogó, a mí siempre me pareció un gran alférez de complemento para ese gran presidente de Aragón que nunca tuvimos y con el que se amamantó en su gestión: Eduardo Alonso.

Se va Lambán pero seguiremos avanzando en transformar el paisaje tan como él lo quiso, con renovables de las que no se informen en Madrid para empresas que, al tratarse de un contrato privado, no tienen por qué ser muy solventes económicamente y que, conseguidos los permisos de industria, han sometido a los ayuntamientos a tener que votar que su derecho de arrendamiento se ceda o venda, una vez convertida la expectativa en derecho, para los que hay detrás: esos fondos de inversión o lo que sea que son los nuevos aristócratas sin representación en las Cortes de Aragón. Los del feudalismo del territorio con sede en Madrid aun nacidos en Zaragoza.

Ello me apetece decirlo porque creo que se ha hurtado a los aragoneses –y se hizo por un gobierno socialista en coalición, con los demás partidos no pudiendo cuestionarlo o asintiendo con su silencio y permanencia en los sillones- la participación pública en los procedimientos de destrucción de su paisaje y territorio.

Como dijo un ingeniero de mi término municipal la semana pasada cuya empresa va a abrir sucursal en Zaragoza para hacer proyectos de macrogranjas de datos, estas que a 40 grados dos meses en verano se chuparán todo el freático del Ebro devolviendo agua caliente al Ebro que no sé cómo aceptarán los siluros, cuál es la alternativa entonces que tenía Aragón. Qué podemos hacer para impedir el avance de la descontaminación.

No lo sé, para eso estás tú: para hacer una buena memoria de afecciones.

No lo sé, para eso están los procedimientos de información pública: para no tener que ir a ellos con un informe de un ingeniero que te cuesta dinero o para impedir los fraccionamientos de molinos con proyectos a cada tres que si se quieren recurrir cuesten 15.000 euros por recurso al que se le ocurra.

No lo sé: para eso están los funcionarios del INAGA. Para matizar que esta vía no sea la única a partir de la cual Aragón se desarrolle. Para que el Gobierno de Aragón nos presente planes estratégicos a veinte años y poder opinar. No que todo sea este canto de sirenas sobre la gestión de Lambán reducida a un párrafo: nos trajo y desarrolló las fotovoltaicas.

Yo entiendo como montañés que más le hubiera valido apostar por la ganadería e introducir un millón de corderos en Aragón para tener limpio el monte, evitar incendios y exportarlos a Qatar como las cerezas. Esas políticas que sí han venido desarrollando los socialistas oscenses a medio plazo.

Por último, todos los Gobiernos y partidos aragoneses han gobernado a costa y en contra de la ciudad de Zaragoza, motor económico de Aragón y del Sur de Europa que no parece importarle ni al PSOE desde Belloch ni a la CHA desde Gaspar y los concejales de la UZ, y se ha entregado al PP que hace muchísimas obras que, al parecer, el socialismo zaragozano ni Santiesteve supieron gestionar.

El dolor de Azcón en el entierro, que formó dupla perfecta con Lambán, sí que lo reconocí perfectamente. El status quo bendecido por las hojas parroquiales del socialismo blando neoliberal que le concedió carreras a la USJ cuando no las tenía la pública, de lo que se acordará perfectamente Adolfo Barrena: un excepcional político de izquierdas y gran intelectual ligero de equipaje.

25.08 Luis Iribarren

19.8.25

Museos y grandes Exposiciones en Zaragoza

A veces equivocadamente planteamos cambios que no nos hemos parado en analizar con más detalle. Yo mismo he dicho en algunos foros que las distancias entre Museos y Grandes Salas de Exposiciones en la ciudad de Zaragoza, estaba poco agrupadas. Me parecía excesiva la distancia entre el CaixaForum y la Lonja, o entre el Museo de Goya y la sede central de Ibercaja. Entre el Museo Pablo Serrano y el Centro de Historias.

Pero si ponemos los puntos sobre el plano de Zaragoza, si admitimos que nuestra ciudad es ya muy grande, llegamos enseguida a la conclusión de que los quince más grandes Centros de Exposiciones culturales está relativamente cerca entre ellos y sobre el Centro de la ciudad para el tamaño de actual de Zaragoza.

Es cierto que quedan otra veintena de centros menores sin colocar, tal vez incluso un exceso de oferta desperdigada, pero que debemos valorar como ofertas menores más destinadas para los Distritos, para poder repartir las ofertas culturales por todos los Centros Cívicos o edificios públicos y privados que desean ofertas más posibilidades.

Incluso viendo en el mapa de Zaragoza la posición que ocupan los actuales Centros Cívicos de los Distritos, deberíamos empezar a decidir que en cada Distrito Municipal se deberían planificar con más decisión, exposiciones de todo tipo, para dar alimento cultural a los edificios públicos.

No me sirve un pasillo, un hall de entrada, unos rincones que nos llevan a una biblioteca siendo una zona de paso. Todos estos intentos están bien para exposiciones de tercer nivel, pero no para exposiciones de segundo nivel. El mundo es múltiple en aristas, rico en demostraciones de arte, y cuidarlo es empujar para que crezca. Incluso desde la sorpresa, desde la osadía más brutal, desde el trabajo novedoso de artistas contemporáneos que están deseando mostrar sus obras, para practicar con sus montajes.


En las dos imágenes podemos ver dos planos de Zaragoza en donde indica los puntos museísticos en Zaragoza en rojo, y los Centros Cívicos de los Distritos de nuestra ciudad en azul. ¿Deberíamos tener una Sala de Exposiciones de calidad mediana al menos en cada Centro Cívico? Pues la respuesta por lógica debería ser que SI.