Es un grito desesperado de un árbol, curiosamente como él no sabe escribir lo ha encargado a unos amigos que pasaban por allí, a unos vecinos que han visto que en la obra, los camiones pasan tan cerca de los árboles, que ya han doblado la señal de tráfico, y no sabemos si habrán doblado el árbol doblado antes de forrarlo de maderas.
Lo cierto es que el grito “Quiero vivir” tiene mucho sentido, y por desgracia pocas posibilidades de tener éxito. El lugar, su inclinación, su grito. ¡Uff! La antigua calle de Escuelas Pías no tiene ahora quien les enseñe el cuidado y el mimo hacia los pocos árboles de la zona.
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