En Aragón hemos tenido grandes personajes, a veces con suficientes datos históricos para poder hablar de ellos, y otras veces con datos con los que a veces dudar pues no siempre hay constancia total de lo relatado. Este podría ser el caso de los santos aragoneses San Voto y San Félix.
La historia de los santos Voto y Félix es una leyenda fundacional íntimamente ligada al origen del Monasterio de San Juan de la Peña. Aunque la tradición los identifica como nobles mozárabes de la ciudad de Zaragoza, su relato se desarrolla en los Pirineos aragoneses durante el siglo VIII. Familia que había decidido pagar por seguir viviendo en la Zaragoza musulmana sin renunciar a su religión cristiana.
La historia comienza cuando Voto, un noble de Zaragoza aficionado a la caza, perseguía un ciervo por las inmediaciones del monte Pano, cerca de Jaca. En su persecución, el ciervo se despeñó por un precipicio, y el caballo de Voto, arrastrado por la inercia, se precipitó también al vacío. En ese instante, Voto se encomendó a San Juan Bautista y, milagrosamente, el caballo se detuvo suavemente en el fondo del barranco, frenando y salvando la vida del jinete.
Al recuperarse del susto, Voto descubrió la entrada a una cueva que tras un gran boquete en la montaña estaba dedicada a un santo y en su interior, encontró una pequeña ermita dedicada a San Juan Bautista y el cuerpo de un ermitaño llamado Juan de Atarés, que había vivido allí en soledad.
Junto al cuerpo, una inscripción relataba su historia y su devoción. "Yo Juan, eremita en este sitio, habiendo despreciado el mundo, fundé como pude esta ermita en honor de San Juan Bautista, y aquí descansó en paz. Amén". Voto dio sepultura al cuerpo allí encontrado, un tal Juan del pueblo de Atarés, y se volvió a Zaragoza.
Impresionado por el milagro de haber salvado su vida y por el hallazgo, Voto regresó a Zaragoza y le contó lo sucedido a su hermano Félix. Ambos decidieron renunciar a su vida de nobles, vender y repartir sus riquezas entre los pobres y retirarse a la cueva para vivir como ermitaños. Al llegar a dicha ermita edificaron dos celdas continuas a donde había vivido Juan de Atarés, y se dedicaron a oran a todas las horas del día.
En las zona aledañas enseguida se supo de su existencia y acudieron allí los primeros aragoneses para hablar con ellos, y los dos hermanos les exhortaron a defender el cristianismo desde aquellas montañas, luchando contra los musulmanes
La devoción de los dos hermanos por su nueva vida de ermitaños atrajo a otros cristianos y, con el tiempo, su pequeño refugio se convirtió en el germen de uno de los centros espirituales y políticos más importantes del Reino de Aragón: el Real Monasterio de San Juan de la Peña. Se convirtieron en líderes espirituales de las luchas contra los musulmanes desde el norte de un incipiente Aragón, exhortando a la lucha con los que consideraban invasores, reconquistando territorios y haciendo crecer al Aragón a través del liderazgo de Garci Ximénez que formó parte de los llamados siete reyes legendarios del Sobrarbe, siendo el primero de ellos.
Los cuerpos de ambos santos, San Voto y San Félix fueron enterrados allí en San Juan de la Peña, y su historia quedó unida para siempre a la fundación del famoso monasterio y de Aragón.
La principal fuente escrita que narra la leyenda de San Voto y San Félix es la Crónica de San Juan de la Peña. Este texto, redactado en su versión definitiva en el siglo XIV por orden del rey Pedro IV de Aragón, tenía como objetivo crear una historia oficial del reino de Aragón, estableciendo sus orígenes y legitimando a su monarquía.
La crónica recoge la leyenda de los dos hermanos como el mito fundacional del monasterio, que a su vez es la cuna del Reino de Aragón. Puede ser un mito, una crónica inventada o un hecho basado en datos reales, no lo sabemos.
Desde el punto de vista de la documentación histórica, no existen fuentes del siglo VIII, IX o X que mencionen a Voto y a Félix. Los archivos del propio monasterio, cuya mayor parte se conserva en el Archivo Histórico Nacional, contienen documentos que datan, en su mayoría, de a partir del siglo XI en adelante.
Estos documentos tratan sobre donaciones, propiedades y la vida del monasterio, pero no ofrecen pruebas sobre la existencia de los dos fundadores legendarios.
La ocupación islámica de la Marca Superior de Hispania produjo una transformación urbana radical. Mientras algunas ciudades herederas del periodo romano-visigodo experimentaron un extraordinario florecimiento, otras quedaron prácticamente abandonadas. Esta reconfiguración del territorio duró cuatrocientos años e hizo del valle del Ebro una de las regiones más urbanizadas de toda Europa medieval.
La ciudad de Saraqusta tuvo una transformación espectacular y pasó de ser casi una ruina a una metrópolis muy imortante en su época. En su época visigoda final había decaído significativamente desde su gloria romana y en los periodos emiral y califal (siglos VIII al X) se convirtió en una gran ciudad, para alcanzar en el siglo XI (Taifa) su máximo esplendor con aproximadamente más de 20.000 a 50.000 habitantes a mediados del siglo XI, el doble o triple de lo que se creía que tenía anteriormente. El número de vecinos está en constante estudio por los últimos descubrimientos.
La construcción de la Zuda (alcázar) o la ampliación de la Mezquita Aljama en el sitio de la actual Catedral o Seo, supuso la constatación más clara de que aquella ciudad era un espacio urbano en crecimiento tanto en tamaño como en respeto y poder. La construcción de nuevas murallas, la creación de los sistemas de acequias por todos sus alrededores y la construcción del Palacio de la Aljafería bajo al-Muqtádir que representaba un pequeño "oasis de verdor” nos indican el concepto de la nueva ciudad. Los poetas andalusíes la describían como un "oasis de verdor a orillas del Ebro", transformada completamente por los sistemas de riego musulmanes.
Huesca era el Segundo Polo Urbano de toda esta Marca superior. Creció durante la dominación musulmana y en el siglo X se convirtió en una ciudad importante de la Marca Superior. Su tamaño en el siglo XI se movería entre 6.000 y 7.000 habitantes. Su importancia estratégica como capital militar de la frontera norte contra los cristianos fue muy importante. El impacto de la conquista aragonesa liderada por Sancho Ramírez de Aragón en 1096 (22 años antes que Zaragoza) aupó a Huesca como ciudad muy estratégica tras caer del poder musulmán, y su crecimiento urbano prosiguió bajo dominio cristiano.
Calatayud pasó de ser una Aldea a una Ciudad Importante. Su fundación en el siglo IX nos demuestra que antes del islam era prácticamente inexistente, aunque hubiera tenido un gran pasado romano con su cercana Bilbilis. Fue una fundación completamente nueva del período musulmán y se convirtió en una ciudad importante de segundo nivel.
La ciudad de Tudela estaba considerada la Puerta a Occidente y fue fundada en el siglo VIII (antes de Calatayud), siendo la base de operaciones de la familia Banu Qasi. Se convirtió en una ciudad importante por derecho propio con jurisdicción en la Taifa y capital de su propia comarca que incluía Tarazona y Borja extendiéndose hasta la región occidental de la taifa. Su mportancia comercial siempre ha sido clara y era considerada la puerta occidental del reino y el centro de intercambio entre el valle del Ebro y Castilla
La ciudad de Barbastro era la Fortaleza del Este desde su fundación en el siglo X. Surgió como una fortaleza fronteriza dada su ubicación estratégica, y como frontera oriental de la Taifa, en el río Cinca y un punto de encuentro y conflicto con el Condado de Barcelona por lo que se convirtió en ciudad defensiva importante y en centro de operaciones militares contra catalanes.
La ciudad de Fraga era la Guarnición Fronteriza tras su fundación en el siglo X, también una ciudad creada por los musulmanes como plaza fuerte defensiva y fortaleza estratégica fronteriza situada en la ribera del Cinca.
Daroca era el Oasis Interior tras su fundación en el siglo IX, de donde surgió de la nada como nueva ciudad ubicada en una zona interior estratégica. Capital de su propia comarca bajo control de Calatayud fue un centro importante de comercio interior
La ciudad de Tarazona era considerada la Ciudad del Valle con bastante importancia bajo la Taifa, y capital administrativa de una comarca interior incluida en la jurisdicción de Tudela, siendo un centro religioso y comercial
La localidad de Albarracín era la rival Independiente, un caso especial tras la creación de la Taifa de Albarracín tras su fundación en el siglo XI. No formaba parte de la Taifa de Zaragoza, sino que era una taifa independiente gobernada por los Banu Razin. Ocupaba una zona de la actual provincia de Teruel, incluyendo Teruel, Montalbán y la propia Albarracín y limitaba al sur con la Taifa de Zaragoza.
La ciudad de Lérida estaba considerada como la Ciudad Rebelde pues tenía un cierto grado de autonomía dentro de la Taifa, aunque inicialmente dependiera de la Taifa de Zaragoza. Sin embargo, sus gobernadores (especialmente al-Mundir, hermano rebelde de al-Mutamán) a menudo no acataban plenamente la autoridad zaragozana. Lérida era la más importante de todas después de Zaragoza
Medinaceli era la Ciudad Occidental y estaba incluida en la jurisdicción occidental de la Taifa de Saraqusta por ser un importante punto fronterizo con Castilla.
Otras ciudades importantes de este periodos histórico fueron Calanda, Cutanda, Ejea, Monzón, Mequinenza, Ricla y Rueda de Jalón, que también recibieron estatus de ciudad durante la dominación musulmana.
Por otra parte hubo ciudades que decayeron en importancia durante ese periodo tras la presencia goda. Muchas ciudades romanas y visigodas ubicadas en zonas montañosas o altas fueron prácticamente abandonadas porque hubo un cambio de la economía rural. La musulmana se basaba en regadíos de valle, no en zonas de aprovechamiento de montaña. Las montañas eran inseguras constantemente y se realizó un enfoque más basado en el comercio fluvial. El río Ebro se convirtió en eje principal de transporte, y no las rutas de montaña
Ejemplos de ciudades en descenso aunque sin desaparecer completamente fueron Jaca que quedó relegada bajo los emires (aunque resurgiría como capital del reino cristiano de Aragón). También Barbastro que aunque creció como fortaleza musulmana, su importancia era principalmente militar. Muchos de los castillos y fortalezas dispersas que había en el periodo anterior, quedaron deshabitados o solo con guarniciones militares.
Hubo pequeñas localidades que desaparecieron o se vieron reducidas a pequeños núcleos urbanos sobre todo por la falta de agua suficiente pues estaban sin sistemas de riego islámicos y una ubicación alejada de rutas comerciales musulmanas
Las condiciones de frontera inseguras también influyeron, lograron emigraciones sobe todo hacia el Valle del Ebro que vio llegar una transformación Radical. El documento histórico sobre la Marca Superior explica claramente: "La presencia musulmana en el valle del Ebro produjo un constante progreso en la organización de la Marca Superior, centrando ese progreso en la potenciación del sistema urbano como eje de todo el desarrollo."
Zaragoza como Nivel primero con al menos 20.000 habitantes en siglo XI.
Huesca como la Ciudad Mayor y con 6.000 a 7.000 habitantes y Lérida como ciudad grande, pero rebelde)
Luego en un nivel inferior se encontraban las ciudades de: Calatayud, Tudela, Barbastro, Tarazona, Daroca y Albarracín (como capital de su taifa). Y en un nivel menor las localidades de Fraga, Monzón, Mequinenza, Ricla, Rueda de Jalón, Ejea, Calanda, Cutanda, etc. El valle del Ebro se convirtió en una de las áreas más urbanizadas de Al-Ándalus
Población multiplicada en estos periodos de muchas localidades menores, y según algunos estudios se pasó de quizá 500.000 habitantes en toda la región a principios del VIII, a probablemente cerca de más de un millón de habitantes al final del XI. La economía pasó de ser agraria de secano a agraria de regadío intensivo y con mucha capacidad comercial urbana
La ocupación musulmana no simplemente "gobernó" el territorio; lo transformó completamente. Creó como nuevas ciudades de la nada: Calatayud, Tudela, Barbastro, Fraga, Daroca, Albarracín Revitalizó ciudades muertas, muy especialmente Zaragoza. Reorganizó el comercio alrededor del eje del valle del Ebro. Integró economía productivas mediante sistemas de riego y rutas comerciales y amplió sus referencias culturales de aquella Hispania.
Al conquistar los cristianos en 1118, no destruyeron esta red urbana, sino que la heredaron intacta, lo que explica por qué, tras la Reconquista, estas ciudades continuaron siendo importantes pues ya estaban profundamente arraigadas en la organización territorial. Es una de las ironías de la Historia. La estructura urbana del Aragón moderno es fundamentalmente una creación musulmana del siglo VIII al al XI.