La piel de Zaragoza está compuesta por decenas de colores, de texturas, de imágenes, de formas de verla y entenderla. Está repartida por toda la ciudad, aunque la zona Expo es un lugar para ver decenas de ellas, todas distintas y nuevas.
La piel de las ciudades forman su cubierta, la manera de entenderlas, de quererlas u odiarlas.
Esta piel que vemos produjo dolores…, aunque ya la hemos adoptada como propia. Es curiosa y no desentona tanto, excepto que estemos deseosos en que desentone.
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