10.4.17

Goya sordo y un grabado del idioma sordomudo

En el año 1792 y con 46 años de edad, Francisco de Goya y Lucientes, teniente director de pintura de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando (Madrid); y ya un pintor al servicio del rey, pintando bocetos para cartones de la Real Fábrica de Tapices, contrae una grave enfermedad que le reporta pérdidas del equilibrio, fuertes dolores de cabeza, ceguera temporal, que le dura casi un año recuperarse. 

A partir de ese momento Goya sufre una cierta sordera que le dificulta comunicarse bien con los que le rodean. Incluso se dice que para poder saber qué le dicen, le tienen que escribir los textos, sus amigos y colaboradores.

Esa sordera la lleva a conocer el idioma de las manos para poderse comunicar mejor. En el año 1796, donde según Camón Aznar, que era el amigo del alma de Goya, afirma en una carta que “Goya habla por la mano”. Un año después tiene que renunciar a la dirección de la Pintura en la Real Academia de San Fernando, pues no se puede entender con los discípulos cuando estos le preguntan sobre su actividad académica.

Dicen que en el año 1808 cuando acude a Fuendetodos, su incapacidad para comunicarse verbalmente es casi total según testimonios recogidos por un sobrino de su amigo Martín Zapater le hablaba por señas un criado que trajo él, haciendo uso de un abecedario que todavía imitan… los ancianos que lo conocieron”.


Así que esta obra muy poco conocida de Goya y del año 1812, realizado en un papel simple y con materiales sencillos puede mostrarnos un simple material educativo para niños y niñas sordas. 
Es verdad que es una obra no catalogada como de una autoría contundente de Goya, y que nadie ha estudiado en profundidad para saber si la autoría es del aragonés, aunque así lo indique la firma. Se cree que Goya dibujó esta lámina, titulada Las cifras de la mano, en la residencia de los duques de Alba en Piedrahíta, como se indica en la hoja.

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