Ayer conocía los resultados del examen trimestral de una materia de la Universidad de Zaragoza. Tristes resultados que nos deberían obligar a reflexionar, una vez más, sobre la educación en España. Era primero de una carrera que como es lógico no voy a nombrar. El primer trimestre de primero.
El número de suspensos es brutal, y curiosamente el número de exámenes con una nota inferior al 3 muy preocupante. El examen era muy sencillo, pero eran además errores ilógicos, de materias que deberían saber perfectamente al llegar a la universidad, con ejercicios que ni han intentado realizar, con unas cifras entre los primeros exámenes corregidos de 12 aprobados sobre 30.
Si añadimos a estos números, los de alumnos que no acuden a clase, o que ni tan siquiere acuden al examen, la desmotivación general es un grave problema, que se añade al de repetidores injustificados desde la lógica.
Lo más curioso es que con el profesor sí hablan algunos alumnos. Y en esta semana han hablado un alumno americano y otro del norte de África. No voy a relatar lo hablado ni su apreciación personal sobre lo que han visto en la universidad, pero cuidado, pues ellos dos al menos, sí estaba MUY motivados y sabían aprovechar muy bien las clases.
No vaya a ser que el problema social de futuro para nuestra sociedad, no sea tanto la llegada de inmigrantes, como la nula motivación de todos nosotros como ciudadanos que nos creemos con todos los derechos y se los queremos negar a los demás, y en cambio no queremos aprovechar lo que esta sociedad paga por nosotros.
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