Los jardines que reproducen la naturaleza, las piedras horizontales colocadas en disposición libre, la madera sin pintar o la cerámica basta que no puede estar en un museo, son ejemplos de concepción de la vida “so”. Así como los gustos y pasiones de parte de la población, pequeña, a él han virado por el conocimiento de los perfumes delicados, la arruga es bella o la arquitectura de los pabellones en el Pirineo. El principio es el de apenas molestar, el ligero de equipaje sin decirlo. Una inversión o huida de lo espectacular, el barroco shin, a lo simple que no ordinario.
El posmodernismo por copiado de Asia puso en boga al "so" que se convierte en "shin": el diseño de automóviles no musculados y de líneas simples, los diseños de Miyake, los edificios no ejecutados de Arata Isozaki para remover conciencias introduciendo pagodas en el Valle de Canfranc o la llevanza de arte popular del Serrablo de pueblos desaparecidos a Sabiñánigo son ejemplos por todos vividos. Si se intenta herir el valle de Canal Roya, al menos se presentan afecciones en instalaciones que den el pego “so” pero que envejecen mal porque los materiales no se mantienen y no se alcanza la pátina negra del brillo de un suelo de cedro sin barnizar sino que se agrieta en desconchones el barniz en el Balneario de Panticosa.
No son proyectos grandilocuentes los que casan con el reino del silencio aragonés. No hay explicación de gobierno alguno, tampoco los de izquierdas, sino seguir a ideólogos cuando se fija una capitalidad de la garnacha para Zaragoza cuando las viñas y la tradición pueden estar en feudos socialistas como Cariñena –ya elegida este mismo año “Ciudad Europea del Vino”-.
Murakami, Banana Yoshimoto y otros escritores contemporáneos japoneses, brillantes y shin en la mayor parte de sus obras, no recogen la tradición del dolor y la ausencia de Kawabata y Kenzaburo Oé, proyectores de vida íntima ajena a guiar al rebaño, a insistir en la condición capital de Zaragoza del valle del Ebro Central.
Sin embargo, si gyo o equilibrada en Asia debe ser una existencia cotidiana bajo un paraguas suficiente (pragmatismo), en España hace años que se han invertido los papeles, se desatiende políticamente el fondo de armonía (la que sea cuando te miras al espejo) y se persigue por razón de la justificación de subvenciones paridas por Bruselas (de espejo, espejismo que dirá Luis Alberto de Cuenca, que en latín es speculum: mirar, lo contrario a dar un vistazo), que el personal asista sin participar a espectáculos extravagantes, sensuales, divertidos por leves (concepto so) teledirigidos desde la rectitud y el formalismo, desde arriba y bien de dientes y cambio de vestidos o corbatas coloridas.
Al revés que en el resto del mundo excepto las doradas Rusia y Asia arábiga, en Zaragoza no se busca ninguna simplicidad, sino que se va en camino contrario, del formato sensual y que busca deslumbrar por existir un público educado para ello, o directamente creyente en algo, a suministrárselo por castigo shin. El pan es circo.
Distinta es la actitud del sur catalán tan aragonés por paisaje y pasiones en que Tarragona ciudad no pretende amalgamar capitalidad alguna de los extraordinarios vinos del Priorato y Terra Alta.
Vinos monacales, que nutrieron a quienes tallaron en Poblet las últimas tumbas de los Aragón, presentes las viñas como jardines alrededor de dicho monasterio y el de Santes Creus. Condición que motivó la traída de pinot noir de los monjes cluniacenses benedictinos a estas abadías y, por extensión y origen de la denominación borjana, al Monasterio de Veruela. Aquí sembradas de la garnacha imperial aragonesa, que lo es en resultado.
La denominación cercana al monasterio madre del sur catalán “Priorat” vendimia a mano las terrazas de pizarra plantadas de garnacha peluda y cariñena. La segunda parece que la propia de nuestro campo zaragozano que recibe el nombre en Francia de cariñán y fue introducida por aragoneses en Cerdeña, capítulo que abordaremos. En Rioja la denominan mazuelo y se mezcla con otras variedades para subir el color y sola, la cariñena por su maduración muy tardía da lugar a vinos en las laderas de Porrera de color rojo intenso, muy apreciados, una capa intensa o color muy uniforme y un olor a cerezas negras que, por impacto de la tierra volcánica, son muy fáciles de beber.
La revolución del tránsito “gyo” corre a cargo de las garnachas de la Terra Alta. Como se decía, la costa tarraconense se halla lo suficientemente lejada de la Comarca de Gandesa como para que haya afectado a la personalidad de los vinos del frente de la Batalla del Ebro, envejecidos en la singular cooperativa de Gandesa, la pujante de Batea… Gloriosas opciones encontraremos subiendo altitud en las barranqueras de los puertos de Beceite como los vinos de garnacha de Bot y Horta de Sant Joan, villa medieval en que veraneaba Picasso.
En el Aragón del Matarraña, abundante en aguas represadas encontraremos una colección de establecimientos de restauración, hoteles, melocotones tardanos, aceites de olivos milenarios y vinos de garnacha blanca y peluda en un espacio de cuarenta kilómetros lineales únicos en el mundo.
Me asombran y fascinan los vinos blancos del país con ese gusto un poco salino que quiero pensar que les aporta el bochorno cargado de sal que sube del Delta del Ebro. El color violeta espeso del varietal tinto y su aroma y sabor a cerezas y no melocotón con vino, el propio del Campo de Borja, hacen sin salir de Aragón poder degustar al menos hasta seis garnachas diferenciadas y características.
Estos dos valles del oriente turolense están optando a que sus singulares vinos sean denominados pero debe hacerse un homenaje a la familia que en desarrollo del orgullo por la vinificación de las variedades del Matarraña contribuyó como lo hicieron los Ruberte en Campo de Borja, los Lalanne en Barbastro o los Marín y Urbezo en Cariñena a la revolución en su transformación: los impulsores de los vinos de la Venta d’Aubert.
En su proyecto, Aragón “so” por "lento”, incluyen la regeneración de los suelos de las viñas del somontano de los Puertos, un parque escultórico, una proyectora arquitectónica de recuperación de edificación tradicional, cuidando al nivel de Enate en Somontano el etiquetado de los vinos. Creando arte asequible.
03.06 Luis Iribarren