El trato religioso que se produjo hace una semana en Galicia contra la Virgen del Pilar de Zaragoza fue una tontada de tontos. Nada más que eso. Los tontos no saben medir, son tontos.
Pero una pequeña parte de Zaragoza reaccionó con dolor. Con flores. No hay que darle importancia, no ofende quien quiere, sino quien puede, y aquel tonto de Santiago no puede ofender. Con independencia de lo que podamos pensar cada zaragozano.
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