Los tejados no siempre los vemos, y menos de cerca, o mejor dicho, casi nunca los observamos y disfrutamos, pues aunque casi siempre feos, tenemos algunos ejemplos dignos de admirar o al menos de observa con tiempo.
Este ejemplo de tejado es el de la Basílica del Pilar de Zaragoza, tejado con colores que son casi icónicos y muy conocido entre los zaragozanos, pero aquí lo vemos limpio y perfecto de color.
Un tejado para admirar si no fuera por que dura muy poco esta limpieza y color. Incluso admitiendo que ya no hay tantas palomas como hace unas décadas.