Podríamos pensar que esta imagen es de 1975 o incluso anterior. Pero no. Es la Zaragoza de 2018. Ya no somos nosotros, y en algunos casos tampoco nuestros hijos sino nuestros nietos. Vuelven a pedir lo mismo. Recuperar lo que tuvimos.
Es curioso lo poco que avanzamos y la poca seguridad que damos a las conquistas sociales. Así es imposible que no exista una contundente desafección social de los ciudadanos.
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