Somos tan pocos que ser seis es otro drama más. Y lo malo es que nos afianzamos en el gran error. No somos más porque no queremos. O si somos menos, nunca somos menos de tres. El Alto, el Bajo y Zaragoza.
Pero lo triste es que esto se lleva también al campo de las organizaciones sociales y políticas. No hay tampoco un sólo PSOE, una CHA, un PAR o un Podemos. Hay seis o como poco dos, la rural y la urbana. Irreconciliables, diferentes incluso en sus planteamientos tácticos para dominar, en sus miradas del cara a cara. Así no vamos a ningún sitio.
El PP aragonés lo tiene resuelto. Allí mandan desde Madrid y punto pelota. Y Ciudadanos no saben bien desde donde mandan. Ya iremos viendo cuando tengan estructura territorial.
Lo malo de estar divididos en grupos geográficos es que nos creemos que las soluciones a los grandes problemas de Aragón los tenemos que dominar desde los planteamientos territoriales y de fuerza táctica. Y lo peor de todo es que Zaragoza ciudad va perdiendo por goleada, pero sin encontrar soluciones válidas quien va ganando.
Incluso hay muchos aragoneses que piensan que el ninguneo de Zaragoza es positivo para Aragón. Y para más barullo, hay muchos zaragozanos de ascendencia rural que deciden que antes que posicionarse en su Zaragoza vital, laboral o incluso ya familiar, deben posicionarse en su Aragón rural.
Nuestros vecinos nos observan y admitiendo que ellos tienes problemas similares, allí los resuelven con el peso poblacional. No es concebible Cataluña contra Barcelona aunque algo sí que suena por el norte y el sur, como también suena en Valencia entre sus localidades importantes. Igual es que todo esto lo llevamos en la sangre árabe que nos quedó de la Corona de Aragón.
Nuestros vecinos nos observan y admitiendo que ellos tienes problemas similares, allí los resuelven con el peso poblacional. No es concebible Cataluña contra Barcelona aunque algo sí que suena por el norte y el sur, como también suena en Valencia entre sus localidades importantes. Igual es que todo esto lo llevamos en la sangre árabe que nos quedó de la Corona de Aragón.
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