Ya no existe esta escultura de un grupo de patos volando sobre la pequeña laguna del parque Tío Jorge. Esta escultura titulada “Patos en vuelo” de Manuel López García (con un diseño de Rafael Barnola) sufrió el paso del tiempo, se oxidó, sufrió vandalismo por parte de unos gamberros y al final fue retirada por su peligro, para ser restaurada.
Pero parece ser que los costes de su restauración eran muy altos, había que hacerla de nuevo y el propio autor solicitaba un precio que no se podía o quería pagar, y al final el lago del parque se quedó sin sus patos.
Nos queda el recuerdo, las imágenes, el vacío. Las ciudades deberían llenarse más de obras escultóricas, pues las ciudades que apuestan por ellas, crecen en paisaje urbano que humaniza las ciudades.
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