El olvido es una causa de menosprecio y Aragón lo viene sufriendo décadas. Reconozco que el tiempo y los años me han vuelto más reivindicativo. Por eso un año más quise estar en Canfranc.
Para dirigirme a la estación pirenaica y darle más emotividad lo hice en el Canfranero desde la estación de Delicias. Pasadas más de cuatro horas que tardó en cubrir el trayecto de esos escasos 200 Kilómetros, finalmente llegue con el Tamagochi, el tren más antiguo y lento de España, al encuentro donde esperaban cientos de personas unidas en un interés común, la reapertura del Canfranc .
Allí se encontraban en la explanada de los arañones representantes políticos aragoneses y también de la Nueva Aquitania, así como las coordinadoras aragonesa Crefco y la de la parte francesa Creloc. Reconozco que en anteriores manifestaciones las viví como algo que esperas y deseas, pero como dijo Horacio “Las muchas promesas disminuyen la confianza”.
No es que las tenga todas conmigo, nos han defraudado tanto, pero en esta ocasión el ambiente era distinto. Sin dejar de ser reivindicativo, esta vez se habló de fechas para su reapertura, acompañadas con partidas económicas en firme.
Mi esperanza está basada en el compromiso y trabajo del gobierno aragonés a través de la consejería de vertebración del territorio y el de la mancomunidad de Bear, unido al interés general de nuestros dirigentes, verdad que unos más que otros. Pero ahora es certeza de llegar a buen puerto por la implicación de la Comisión Europea, financiando la mitad del estudio para la reapertura de la línea Pau- Canfranc- Zaragoza.
Pero como decía me queda una duda. La racanería y el poco interés del gobierno central manifestado hasta la fecha, de este y de los anteriores, que siempre han estado sujetos al interés de nuestros vecinos. Vecinos que nunca han visto con buenos ojos su reapertura, al ver en el Canfranc un fuerte competidor para el paso de mercancías y pasajeros al resto de Europa.
Daniel Gallardo Marin
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