No ha quedado duda que en Zaragoza o en España —que como siempre hacemos la media es lo mismo— vivió ayer 8-M una jornada histórica en la calle tras un día reivindicativo por los derechos y la dignidad de las mujeres. Un éxito para todas las mujeres. Incluso para todos los hombres.
No tengo cifras, pero qué más da. He tenido que esperar una hora a salir de mi punto de quedada en la manifestación, del número tan elevado de personas asistentes. Y eso para un señor mayor con los huesos algo oxidados no está nada bien. Así que bien para el recuerdo.
La primera manifestación histórica en Zaragoza me pilló en el Servicio Militar y esta me ha pillado con los riñones torcidos. No estoy para estos trotes, pero estar rodeado de amigas y amigos compensa con creces. Nunca pensé que la fachada de Ibercaja en Sagasta tuviera tantas aristas. Tal vez hayamos logrado que las personas de bien se hayan dado cuenta de que somos otra vez muchas y muchos los que estamos hasta…, cansados de que se nos tome el pelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario