Lo normal es que este Dios, sentado y relajado, como esperando todo momento excelente, fuera el Dios Baco. En el Tubo zaragozano, calles llenas de bares y pequeños pero excelentes restaurantes, lo normal ha sido desde siempre, dedicarnos los viandantes a dejar pasar el tiempo junto a unos vinos o unas cañas. Antes hubo zurracapotes, pero ya no. Ahora todo es más fino y elegante. Pero a cambio antes no estaba este Dios Baco, y si billares y más cacahuetes. El cambio de siglo, que supo hacer renacer al Tubo de Zaragoza.
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