Árboles singulares de Aragón 4: Noguera de Santa Cruz de la Serós
Noguera en lo que pudo ser claustro del monasterio de benitas de Santa Cruz, posterior convento-colegio jacetano.
Estoy revisitando los bosques de mi entorno porque singular personaje a edad provecta colecciona poéticamente hojas de árbol caducifolias. Y quiere visitar bosques y descansar en ellos de tanta plaga.
La inminencia de un fatal desenlace, que terminará con la raíz montañesa de su familia, le está haciendo quemar a una velocidad que no es la suya sutiles etapas. Se está rearmando.
Y para rearmarse, abrazar o acariciar árboles lo recomienda cualquier sintoísmo o tradición feng shui que se precie. Además está ampliando su radio de acción, de Sobrarbe –lleno de feraces y pródigos bosques- al resto de la montaña, de nuestras sagradas montañas.
Pues la ubicación de San Juan de la Peña emparentada se halla con los montes-santuario que salpican Asia, desde Sri Lanka hasta Japón. Nuestra piedra-panteón ya la hermanamos con monasterio cingalés, como podríamos hacer con los 4 montes sagrados chinos Patrimonio de la Humanidad, los santuarios tibetanos, de Buthan o nepalíes. Que tanto conoce Pauner y tanto holló Pepe Garcés.
Sin embargo, debajo del Monasterio, en Santa Cruz de las “Serors”, al lado de lo que fue la abadía benedictina femenina gemela del mismo, se encuentra el árbol de nuestro recreo.
Imagen detallada de la torre-palacio real, única en su especie, criadero de las princesas de Aragón con espacio para vivir y solazarse, de allí su particular diseño.
Esta noguera que, la patata llegaría de México muchos siglos más tarde, tendría una fundamental función nutricional. Árbol-huerto que daría de comer a las infantas herederas de la Casa de Aragón puré de castañas para acompañar al jabalí o al venado.
Ahora es un centenario, espléndido y solamente ornamental ejemplar, que matiza y humaniza la iglesia más bella de Aragón, a cuya torre pude subir por vez primera recientemente. Visita que recomiendo, pues la misma es así de ancha por albergar una cámara o cambra secreta, escondida, que permitía proteger a este indudable capital para trueques de la Casa de Aragón: sus doncellas casaderas, sacrificadas para alianzas estratégicas, entregadas a viejos verdes a una edad muy temprana. Las Bertas, Urracas y Felicias de Aragón.
Aquí nuevamente nuestra historia se cruza con la del Condado de Barcelona, pues allí pasaría su infancia nuestra infanta-reina más emblemática, Petronila.
Si puede subir a la torre de Santa María y hacerme todas estas composiciones fue gracias a su guarda, abnegado y cultivado trabajador del Patronato de San Juan de la Peña.
Según el mismo, se nota para muy bien el interés que se toma CHA y, entre todos, el eficaz José Ramón Ceresuela, nuestro concejal en Broto y responsable del Área de San Juan de la Peña de Turismo de Aragón. Fue un precioso halago, aunque tomarse interés debería ir en el sueldo. Creo que se refería a dialogar con los empleados y la que José Ramón visita muy frecuentemente el santo y magno lugar, lo que sorprende para bien.
Por tanto, trasladamos felicitación a Jorge Marqueta igualmente.
24/11 Luis Iribarren
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