Recojo una de las primeras frases que se publicaron en Andalán en el año 1972 en su primer número, en el artículo de portada: "La hora de Aragón". Nos recordaba lo que dijo en su momento Mosén Félix Sardá y Salvany, un sacerdote bastante integrista de Sabadell, catalanista además de integrista social que firmaba sus artículos con diversos seudónimos contra el liberalismo, la masonería, el anarquismo o el protestantismo. Pero quiero recordar aquí la frase que Andalán dejó de alguien que no encaja precisamente con el espíritu que conformaba el semanario aragonés.
"Entre Castilla y Cataluña, Aragón es un barranco centralista"
En realidad este catalán tenía bastante razón hace más de un siglo de esto cuando lo dijo. Nos somos nada porque no queremos, y además miramos en exceso a nuestros vecinos desde la minusvaloración y el deseo de escapar de Aragón. ¿Escapar a dónde? ¿Dejar de ser aragonés para ser… el qué…?
Mi padre nacido en Soria y tuvo que emigrar a finales de los años 40 primero a Bilbao y luego en 1953 a Zaragoza. Nunca dejó de ser aragonés ni castellano, simplemente porque ser puede ser ambas cosas. Pero entendía perfectamente que Aragón es complicado porque no sabemos quererlo. Nos cuesta decir que somos aragoneses y eso a muchos otros españoles no les sucede.
Creemos que el Centro está en el centro, y volvemos a equivocarnos. Más si además pensamos que la única forma de "ser" es escapándose a ese Centro. Aragón debe ser importante, tanto como queramos los aragoneses. O tan poco. Depende de nosotros.
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