No es Zaragoza una ciudad que se precie de estar llena de grandes y hermosas esculturas urbanas por sus calles. Las tiene, sin duda la zona del Museo Pablo Gargallo es un buen ejemplo. Pero en comparación a otras ciudades de nuestro tamaño o menor, salimos perdiendo.
Este rostro fémina y sobrio es un ejemplo en positivo de los trabajos bien realizados en el urbanismo artístico. Pero no sobran en la Zaragoza callejera.
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