Hay veces que el paso del tiempo es mucho más rápido de lo que deseamos y los óxidos de la vida se nos amontonan y nos delatan. Es lo que a veces sucede con el urbanismo cuando está mal planificado, que enseguida se vuelve viejo.
Esta piel zaragozana oxidada y vieja tiene diez años y corresponde con esos errores de la Expo 2008 que además no hemos sabido cuidar como se merecen. Cosas de la desidia absurda e idiota. Nunca digáis que esto es Zaragoza, pues no debemos mostrar los errores tan abultados.
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