11.11.25

Uzbekistán Aragón 2: El yeso, los ladrillos y la cerámica vidriada que nos unen


Los pueblos nómadas, cuando se vuelven sedentarios, adoptan formas arquitectónicas imperiales. El protocolo debe sustituir la pérdida de energía de las cortes.

De dormir en yurtas o castros de madera, las dinastías edifican religiones que sirvan para apaciguar, con la esperanza de otras vidas (del retorno al campo), interiores urbanos en que la naturaleza yace domesticada y construyen para la posteridad. Con el propósito de legar a sucesivas generaciones un arte sólido, preferentemente de piedra, que perpetúe como sha, khan o califa a las dinastías herederas de los sátrapas.

Cuando vuelvan a la carga otros vándalos de la estepa a asolar, al menos que se encuentren como obstáculos con una red de puentes, iglesias-fortaleza y ayuntamientos ejemplares, que permitan a la población y cultura un refugio provisional, y una subsistencia con los nuevos amos fraguada por interés de todos.

En las regiones arenosas de los ríos, donde no hay piedra ni canteros, la perpetuidad, la torre de Babel que sube, se fragua subiendo al cielo ladrillos cocidos macizos superpuestos por capas por alarifes y, en Aragón llamados piqueros.

El reino altomedieval aragonés esculpió en caliza y arenisca su primer conjunto de monasterios e iglesias para la posteridad. Cuando saltó desde Almudévar al sur, y hasta alcanzar las serranías ibéricas, tuvo que construir en adobe y ladrillo o mantener lo que se encontraron, un arquitectura de yeso espléndida.

La cocción de las pastillas de adobe en moldes se conoce desde Mesopotamia y ofrece un material duro como una piedra, bello, ligero y moldeable, que permite la construcción en serie. En la cultura china se generalizó la producción de ladrillos bastos o más finos, casi de mayólica, que según su resultado eran cuñados por el artesano fabricante.

Los ladrillos se sujetarán con la mezcla, por todos estudiada, de arena, agua y un conglomerante o aditivo que en general es el mortero de cal. Ahora bien, si un país es rico en arcillas y yesos, como lo son Aragón del alabastro y Uzbekistán, al fraguar antes este mortero blanco o pasta, sus albañiles y artesanos crearán torres más altas y airosas, castillos con paredes de tapial de yeso encofradas como se disfruta en el de Calatayud. No teniendo que esperar a un resultado más lento que les hubiera condicionado artísticamente.

La moda de utilizar el yeso como elemento constructivo y base decorativa, la de los arcos entrelazados con atauriques de yeso de la Aljafería, no podía provenir ni lo hizo de Yemen ni la región de Arabia del Hiyaz (La Meca y Medina) sino de la Persia abasí bajo cuya influencia cultural se hallaba la región de Samarcanda.

El recubrimiento cerámico de las magníficas torres de mezquitas que los Aragón mantuvieron por su excelente fábrica como campanario de iglesias, en cerámica verde manganeso, beben del precedente de la Kutubía de Marrakesh, que a su vez es hija del alminar de la gran mezquita de Kairouan de Túnez, el más antiguo y el primero del mundo.

Las torres mudéjares aragonesas y las de las mezquitas y madrasas uzbekas muestran un conjunto común de piezas de ladrillo ya vitrificado y colorido o de discos de diferentes tamaños, fustes de columna para entrelazar arquillos, azulejos cuadrados, verdes, negros y melados, columnillas compuestas por piezas cilíndricas y esféricas achatadas, estrellas de ocho puntas con sus marcos y crucetas de fondo, puntas de flecha…

La taifa zaragozana independiente supuso una ruptura artística con Córdoba y una vuelta al legado abasí, el de Damasco-Persia, que trajo como resultado las airosas y delgadas torres del mudéjar o tagarino aragonés. Más aptas, además, para soportar los vientos extremos del Valle del Ebro.

Los elementos decorativos de repetición, las palmas, la epigrafía cúfica (tiras de inscripciones del Corán), las figuras geométricas, la mano de Fátima, se repiten en las dos familias de torres y decoración exterior que comparamos con dos grandes diferencias: en el mudéjar aragonés se introducen piezas cristianas como las medias lunas de la Parroquieta de la Seo en Zaragoza, escudos o espadas. En la arquitectura uzbeka, es imprescindible revisar la figuración en aves y animales que presentan ciertos remates cerámicos, por cercanos al arte chino y expresión del pueblo turco, recientemente islamizado cuando edifica su legado.

11.11 Luis Iribarren

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