18.11.25
Urbanismo de Saraqusta con los musulmanes
La llegada de los musulmanes a la actual Zaragoza en el siglo VIII produjo una revolución silenciosa pero profundísima en la arquitectura doméstica de Saraqusta. La vivienda familiar cambió de manera tan radical que refleja el cambio de civilización: pasó de ser una estructura abierta al mundo exterior para ser un universo introvertido protegido por muros ciegos. Este cambio no fue solo estético, sino que reveló transformaciones fundamentales en la familia, la privacidad, el rol de la mujer y el concepto mismo de lo "público" y lo “privado". Aquella ciudad abierta a la calle se convirtió en una ciudad llena de recintos cerrados como todavía sucede en el mundo árabe.
La domus romana (casa urbana típica) en Caesaraugusta, seguía un modelo que dominó el mundo mediterráneo durante siglos. Una fachada abierta con múltiples ventanas y puertas visibles desde la calle, que mostraban la riqueza y estatus del propietario, con un atrio central que era el verdadero corazón de la casa, con una abertura (compluvium) en el techo por donde entraba luz y lluvia para formar el patio que era una apertura hacia el mundo. La casa era una "célula de sociabilidad" donde se recibía a visitantes, amigos, familiares y vecinos. Las calles de aquella Caesaraugusta eran espacios de exposición donde el ciudadano romano mostraba su status.
Había en las casas un cuarto del agua dentro del patio o atrio, destinado a recoger aguas de lluvia. La casa romana era fundamentalmente un lugar de representación del poder, con ese atrio que representaba el lugar era donde se recibían clientes y se realizaban negocios o se hablaban todo tipo de temas alrededor de una pequeña mesa con viandas. Las habitaciones más ricas de la casa daban al atrio y as más modestas quedaban apartadas de ese patio. DEsde la calle se podían ver columnas y detalles del estatus de los dueños.
A partir de la llegada de los musulmanes esa Casa Islámica cambió hacia una introversión y privacidad radical. El patio central era ya cerrado e interior (wast al-dar, aunque seguía siendo el centro de la casa. La fachada de la vivienda era ciega, prácticamente sin aberturas hacia el exterior, con solo una puerta como todavía se pueden ver en infinidad de localidades del Norte de África. La casa se vuelca completamente hacia adentro olvidándose de la calle, y se crean espacios separados para hombres y mujeres.
Se busca la privacidad (Hurma) y se amplía el concepto islámico de "lo sagrado, lo inviolable", aplicado especialmente a la familia y la mujer, con una reclusión doméstica como ideal cultural. Pero exteriormente las casas debían parecer iguales desde fuera para mantener la igualdad de la umma (comunidad). El estatus social se expresaba en el patio interior, no en la fachada y ese patio interior funcionaba como regulador natural de temperatura. La fachada completamente ciega o con mínimas aberturas era muy simple, sin que en ningún momento se delatara quien vivía dentro y qué nivel de riqueza tenía.
En esa vivienda todo, cocina, dormitorios, letrinas, comunicaba con el patio que tenía una fuente y alberca como elemento decorativo que proporcionaba frescura. Se rellenaba el espacio con vegetación, macetas, árboles frutales (palmeras, naranjos, limoneros) y representaba una única fuente de iluminación natural para muchas habitaciones y era la zona en donde toda la familia se reunía (especialmente las mujeres) y donde se realizaban las abluciones rituales islámicas
Curiosamente la entrada la vivienda era a través de un zaguán acodado y no recto pues eso evitaba que los visitantes vieran el interior de la casa mientras entraban y protegía la vista de la hurma de las (mujeres de la casa y servía también para facilitaba la circulación de aire fresco desde la calle. Este elemento de la entrada no directa, es tan característico, que su presencia/ausencia permite diferenciar una casa cristiana de una islámica en excavaciones arqueológicas.
La casa Islámica tiende a disponer de letrina privada (bayt al-mā', lo "cuarto del agua”) en un ángulo del patio que en las casas de mayor poder eran distintas para hombres y mujeres; y un pequeño espacio específicamente diseñado para las abluciones rituales obligatorias del islam. Estos espacios eran de tamaño muy reducido, a veces con pavimentos de ladrillo para hacerlos resistentes a la humedad y siempre abiertos al patio para facilitación la limpieza con agua a chorro.
Saraqusta empezó a utilizar en grandes cantidades el ladrillo y yeso frente a la sillería romana. El uso del blanco yeso nos refleja la necesidad de poderse defender del fuerte calor solar (Saraqusta era conocida como "Medina Albaida", la ciudad blanca). En la decoración pasamos de la Escultura Figurada a la Geometría Abstracta ante la prohibición islámica de figuras humanas o animales, con patrones geométricos complejos y una ornamentación basada en caligrafía y motivos vegetales estilizados. Los últimos restos encontrados en Zaragoza cerca de la plaza de José María Forqué nos hablan de una Saraqusta seguía los modelos islámicos estándar con adaptaciones locales.
Si asumimos que la arquitectura es como un espejo de cada civilización, tenemos que asumir que la transformación de la vivienda en Saraqusta entre el siglo VIII y el XI no fue simplemente un cambio de estilos arquitectónicos. Fue la materialización física de un cambio de civilización casi radical.
La casa romana extrovertida reflejaba una sociedad donde el individuo se realizaba en la esfera pública. La casa islámica introvertida reflejaba una sociedad donde la identidad se construía en torno a la familia, el clan y la comunidad religiosa.
El patio islámico, rodeado de muros ciegos, con su fuente central y su vegetación, representa algo más que climatización: representa la creación de un universo privado donde la familia islámica podía vivir según sus valores, y sin interferencia del mundo exterior.
Paradójicamente, esta reclusión doméstica fue también una liberación creativa. Mientras que fuera de casa, en la ciudad, todas las casas eran casi iguales (igualdad de la umma), en el patio cada familia podía crear su propio paraíso particular, expresando su estatus, riqueza y buen gusto, lejos de las miradas públicas. Era democracia en la fachada, y aristocracia personal en el patio.
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