Hablaba el otro día con un militante de Aragón Existe, esa franquicia de Teruel Existe que desea explorar la totalidad de Aragón, para ver si son capaces de crear una mezcla de CHA y PAR. Y lo tienen crudo. Dejan en exceso mostrar su lado controlador turolense, su espacio mental de enemigos de Aragón del Norte, y así es muy complicado nacer y crecer.
Aragón Existe, como marca, como nombre, es o era una buena idea.
Aragón necesita existir incluso en la mente de todos los aragoneses, que parece ser lo más complicado de lograr.
Somos como somos, e incluso esa forma de ser, tal vez excesivamente críticos y controladores con nosotros mismos, nos convierte en resilientes con los problemas.
Pero es mentira, no somos resilientes, sino quejicas y trabajadores, mezclados y agitados, todo en uno.
Los aragoneses no somos resilientes pues no somos optimistas.
Los aragoneses no somos resilientes pues no somos capaces de recordar nuestros éxitos, sino solo los fracasos. La fiesta del 5 de marzo es un ejemplo celtibérico.
Los aragoneses no somos resilientes pues ni apoyamos a otros aragoneses, ni nos apoyamos en el resto de aragoneses. El aragonés que triunfa en Aragón, que no tenga duda, se puede ir a la Cochinchina, que también triunfará.
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