5.1.23

Convento de Jerusalén en el Paseo de Independencia de Zaragoza


De este edificio casi nadie se acuerda en Zaragoza, pero algunos vimos el solar vacío y sus obras. Fue el Convento de Jerusalén en el Paseo de Independencia de Zaragoza, uno de los pocos edificios sin soportales de la zona en aquellos años. Estaba ocupado por las hermanas Franciscanas Clarisas y ocupaba la zona del actual Corte Inglés de Independencia, el espacio que luego ocupó el edificio del Cine Coliseo Equitativa, casi hasta toda la esquina de la calle Zurita.

Este convento fue fundado por el secretario de los Reyes Católicos Juan Coloma utilizando para ello una serie de terrenos y casas que tenía de su propiedad en lo que eran las afueran de la muralla de Zaragoza. Sabemos que entre los años 1484 y 1496 se van dando permisos diversos para su construcción y autorización desde Roma, para poderse acoger a las reglas de convivencia de Santa Clara.

Sí sabemos ya con muchos años de tiempo pasado, que en el año 1711 recibe la visita de los Reyes Felipe V y Maria Luisa de Saboya, y que en la Guerra de Independencia aunque sufrió muchos bombardeos, no fue especialmente destruido, aunque fue uno de los primeros edificios ocupados por los franceses en su intento primero por ocupar la ciudad.

Se reconstruyó tras esta guerra desde 1815 y posteriormente con la desamortización de Mendizabal, se salva de la piqueta al convertirse en Colegio de Niñas. Con serios problemas de estabilidad, se cierra y se venden los terrenos para construir un nuevo colegio en la zona de Isabel la Católica a donde se van en el año 1943.

La portada de este edificio fue diseñada por Pedro Martínez Sangrós, quien también proyectó la fachada de la Diputación Provincial, y se nota en sus formas.

Curiosamente durante los años finales de 1940, y durante la década de los 50 y 60, aquella zona tan céntrica estaba tapiada, con diversos proyectos urbanísticos que no lograba acabar los arcos del Paseo de Independencia. Hasta que en el año 1971 abrió lo que fue el centro comercial más grande en aquella Zaragoza, los grandes almacenes Galerías Preciados, que le planteó competencia feroz al otro gran almacén de aquella Zaragoza, el SEPU que tenía enfrente mismo compitiendo en número de plantas abiertas a la venta.

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