Mientras vemos venir el aire fresco en nuestra Zaragoza un matrimonio devuelve a una niña adoptada porque no tiene la edad que figuran en los papeles, pero aquí nos dedicamos a seguir mirando si el asfalto está bien o mal. El asfalto del cerebro muy mal. Sí.
Algunas personas se creen que el resto de personas son como el jamón, que se pueden comprar y vender y que si sale salado se devuelve con mala hostia y punto pelota.
Otra vez Zaragoza sale en los papeles para mal, cuando deberíamos salir por ser capaces de empujar, de avanzar, de crecer, de liderar. Tenemos que mejorar y nos examinan en mayo.
En Aragón tenemos despoblación, así que una niña nueva es un lujo, aunque no sea de la edad que pone en los papeles. Es casi adolescente y como todos a esta edad podemos salir bordes. O una dulzura. O un primor. Eso depende de tantos factores que es una imbecilidad pensar que si ya vienen educada de fuera, no seremos capaces de amarla y de que nos ame.
Sin duda lo mejor para la niña es que la hayan devuelto. Unos padres así, con el remordimiento de que se equivocaron de tienda y de jamón, no merecen tener a una niña.
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