l’Arcada y Novecento en la calle Industria de Binéfar
Estuve recientemente, renovando ese tipo de viajes por los que a veces soy tan criticado en vida privada y que remueven mi pasado.
Es verdad que la lectura de los posos de ese café nunca se sabe cómo van a salir. Pero que también yo necesito hacerlo sin relación con la higiene mental, sólo para ver la evolución de golpe de los lugares donde tú used to… Y en los que una visita rápida un día de actividad, en el que tú tienes fiesta local y los otros no, te permite una revisión para 10 años. Que también lo es de la historia del urbanismo de Aragón e incluso España. Aunque nosotros tenemos una actividad industrial y comercial casi envidiable y solo propia del valle del Ebro.
Como dice Gotye, el poeta kiwi, aplicable a personas pero también a lugares…:
But you treat me like a stranger
And that feels so rough
Now you're just somebody that I used to know
Así en mi visita de primavera, tras parada para ver explotaciones de tomate rosa recién plantado en el valle del Vero, me dio tiempo de mucho. De visitar a mis antiguos compañeros de ahora comarca, de dar un vistazo a la nueva nave de sacrificio porcino de Fribín, de sorprenderme con el nuevo Ayuntamiento de Binéfar y el Hotel la Paz, cuya arquitectura comenté. Descubrir vagabundeando varios parques y espacios urbanos modo unidad de actuación pequeña, la nueva estación de autobuses neo-racionalista, el Centro de Salud…
También y tras ello, asentada la emoción, revisar mis antiguos lugares de paso. Así, intenté comer en el Restaurante Litera, en la calle Tamarite. Su propietario Daniel ya fallecido, su hijo al frente con una propuesta menos popular… el primero con quien tanto no conversaba (los que le conocieron saben por qué lo digo)…
Me di una vuelta por la biblioteca pública, sita en un palacio de ladrillo aragonés con arcadas de los Pano-Carpi, en la frontera de Aragón, que bien podría estar en Calatayud, Tarazona o Uncastillo.
Así que, tras el disgusto referido y el cierre del Bar la Mina –el hijo del propietario hizo la prestación social conmigo por indicación mía y siempre se le vidrian los ojos cuando me ve-, el consabido pastel en la pastelería Isábal y la caña correspondiente en el bar colindante a la Lonja, de los años 40 y que contiene la primera tablilla de precios…
Por fin pude atreverme a ir a L’Arcada y el Novecento. Esperaba que estuvieran cerrados al mediodía. Pero no… obviamente estamos cambiando de costumbres más de lo que nos parece.
Además, pude comer en el primero. Tomate, fresas y cerezas por ellos cultivados. En ese ambiente de verdadero pub que tiene que me acogió durante tres años casi todas las noches. Donde aprendí a valorar el vino y hasta hoy, a través del simple pero efectivo vino Valonga. Y luego con ese grupo de amigos en el que todavía figuraban los componentes de Proscritos, hoy todos en Zaragoza, y el singular panadero rocker total de La Melusa, cruce de carreteras donde paraban todos los berdunenses a comer costillas o longaniza.
Volví a l’Arcada, conversamos mi madre, Joaquín y Teresa en alucinante conversación sobre cuál era la mejor receta de longaniza fresca, sobre hijos y Barcelona –es Aragón Oriental-, sobre la vida vivida y renovada por nuestros interesantes relevistas y pude también tomar café en el pub donde los martes por la noche ponía música cayún de Nueva Orleáns, el Novecento.
Un bar donde los parroquianos nos instruíamos recíprocamente sobre nuestros gustos y rarezas musicales en un ejercicio cotidiano de tolerancia que… echo de menos… y que nos marcó a todos por lo que pude advertir…
Obviamente el Novecento lo presidía el famoso cuadro “El Cuarto Estado” de Giuseppe Pellizza, reproducido con mimo y difícil detalle por Bertolucci, cineasta para mí sobrevalorado pero que ha compuesto para la eternidad una galería cinéfila de imágenes Tintoretto.
Visitad Binéfar, parad un día y recorred su Casco Viejo. Se come muy bien. Pensad que un día en los 80 y principios de los 90 sus pubs distintos y geniales concentraron todo el ocio entre Barbastro y Lleida, la gente de la segunda viniendo de propio a oír buena música…
Todo eso ha desaparecido pero mientras existió fue una demostración de que llevar hasta las últimas consecuencias un gusto o afición personal desarrolla todo un entorno… Con Monzón, contrapunteando a 8 kilómetros con jazz y heavy buenos…
15/09 Luis Iribarren.
1 comentario:
Qué entrañable artículo, soy la Teresa que nombras de L,Arcada,y qué bonito resulta que te acuerdes de nuestra casa y de los ratos que allí pudiste compartir.
Gracias,ahora ya jubilados aún nos da más alegría.
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