Zaragoza también tiene sus reflejos en los cristales de las grandes fachadas, como si fuéramos una ciudad de las grandes. ¿Lo somos?
No es igual ser una Gran Ciudad a ser una Ciudad Grande.
Para lo primero se necesita miras e ideas anchas y largas. Para lo segundo sólo se necesita gente y calles grises.
Para lo primero se necesita gente comprometida. Para lo segundo dirigentes locales que sean aburridos e incluso un poco insolentes.
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