Hacía tiempo que quería hacer esta comparación a compartir con vosotros, pero el Ayuntamiento y Comarca de Calatayud y la DPZ me lo ha puesto mejor desde hace dos semanas.
Dado que la última está presentando excelentes guías temáticas de nuestras comarcas, que hacían mucha falta. Y que Calatayud está rehabilitando patrimonio, poniéndolo en nuestro conocimiento y para uso público –reciente restauración de la Sacristía Mayor y ábside de la Colegiata-, a la par que anunciando importantes inversiones para la creación de un necesario eje patrimonial de grandes ciudades mudéjares, siguiendo el camino emprendido por su hermana ciudad de Teruel. Y para eso, mucho tiene que colmatarse su casco viejo de arquitectura interesante.
La iglesia fortaleza de Aniñón me traslada siempre al Sur de Marruecos o a las mezquitas de barro del Mali como Tombuctú.Antes de en otra entrada sumergirnos en estas buenas noticias y estos interesantes usos de subvenciones provinciales y de la Unión Europea, para consolidar la ciudad de Calatayud como con-capital mudéjar, me parece oportuno -al ocuparse la segunda guía de DPZ de las iglesias-fortificación de la Comunidad de Aragón- hermanar los dos patrimonios de la Humanidad que os presento.
Por su incomparable origen y profunda relación. Soluciones constructivas comunes para garantizar la llegada a Marrakesh de mercancías del Sahara en el Atlas Sur o para la defensa de la frontera con Castilla.
Kasbah de la región de Uarzazat, Patrimonio de la Humanidad. La semejanza del paisaje y modo constructivo de adobe con Calatayud es innegable.
La cuestión es el indudable parentesco, si cabe mayor con los castillos árabes de tapial zaragozanos, de la arquitectura que os presentamos.
Un paisaje, un color barro, una gastronomía y un modo constructivo aragonés del Sistema Ibérico y árabe-bereber solo separado por el consumo de cerdo y de vino. Y en el segundo caso, ni eso.
Me acusaron con razón ayer de melancólico, siempre lo estoy cuando el Pilar se termina. Reacciono con prontitud poética.
Os comparto un poema del judío aragonés de adopción Salomón ibn Gabirol, Avicebrón, residente en la Corte de la Aljafería cuando se forjó el origen de esta arquitectura realizada en siglos posteriores. Es un poema singular, la Aljafería al Oeste de Zaragoza le ofrecía a la corte taifal estas preciosas imágenes:
Fíjate en el sol del ocaso, rojo. Como revestido de un velo púrpura.
Va desvelando los costados del norte y el sur.
Mientras cubre de escarlata el poniente
(alegre fragmento de un poema a un amigo muerto, Yekutiel ibn Yizak: parece sencillo pero la potencia del texto es que lo resucita como si estuviera allí, viendo con él la puesta de sol).
Para Emilio Abanto, que nunca me ha abandonado. El atardecer temprano en el Ebro de hoy, día luminoso, vas a verlo conmigo.
18/10 Luis Iribarren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario