15.8.25

Mi encuentro con Javier Lambán


Yo tuve la ocasión de estar un par de horas con Javier Lambán en una animada charla muy plural junto a unas cervezas y unas largas patatas bravas en el barrio del Rabal de Zaragoza. Me pareció aquel día un hombre mucho más cercano de lo que aparentaba, incluso para los que estábamos en distinta órbita política pero cercanos.

Habló mucho y de muy variados temas, yo era el único que no era del PSOE, estábamos en aquella mesa creo que cinco personas y nos iba respondiendo a todos de una forma muy abierta y sincera, en la calle y con calma. 

Recuerdo y guardo para mi y en mi silencio, su diatriba sobre una cuestión que le planteé abiertamente.

En aquellas semanas se hablaba mucho de apoyar o no desde el Gobierno de Aragón la intervención en la Romareda. Y allí mismo para todos y ante mi pregunta, me dijo lo que opinaba sobre el tema con todo lujo de detalles. Sabía de qué partido soy.

No voy a repetir aquí sus explicaciones ni los motivos que le llevaban a tomar una posición muy concreta. Él ya no está y sus opiniones de entonces ya no tienen más valor que el de constatar en los próximos años, si acertaba o estaba equivocado.

Solo espero, ahora, una vez que ya estamos en otra pantalla, y aquella decisión el actual Gobierno de Aragón la ha resuelto de una manera diferente, espero digo, que se equivocara Javier Lambán en su análisis de aquel día. Pero para que no nos salga tremendamente cara la decisión tomada posteriormente por el PP. En los detalles están siempre escondidas las decisiones que se toman.

Han sido unos últimos años muy duros para él y para su familia. Sé que era bastante (en positivo) cabezón como buen aragonés, y sabía cual era el papel que debía cumplir hasta el final. Nada sencillo para nadie de su entorno.

La vida es así de compleja y de sencilla a la vez. No sabemos nada de lo muy importante, y creemos saber todo de lo que no es casi importante. Donde esté ahora seguirá trabajando, excepto que no haya ningún otro sitio en donde estar.

Un fuerte abrazo a todos los que estuvieron con él en los distintos tiempos de la vida.