Eran los años 30 casi felices, complicados, cuando en Zaragoza se anunciaba los Nuevos Almacenes de Aragón como lo que era, un gran comercio de confección y ropa, para mujeres y hombres, que ya llevaba unas décadas en la ciudad ofreciendo la moda del momento, logrando modernizar la forma de vestir de los zaragozanos.
La familia Cativiela hizo además un trabajo comercial que no existía en esos tiempos en nuestra Zaragoza, con nuevos tipos de publicidades, con interacciones con el mundo comercial y cultural de aquella Zaragoza. Supo ofrecer a un precio asumible por más ciudadanos el tipo de ropa de confección, no hecho a medida, lo que abarataba costes y precios.
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