Los zaragozanos creen que esto es papel, que no sirve para mucho, que es un reglamento más sin mayor importancia para Zaragoza. La verdad es muy otra, pues con arreglo a sus normas se puede funcionar de una manera o de otra desde todos los barrios de la ciudad. Y sus normas pueden ser tan distintas como lo son las de Madrid, Sevilla o Barcelona con arreglo a las de Zaragoza.
Estas normas se refieren a los Centros Cívicos, a las Juntas de Distrito, a los Centros Deportivos municipales, a los Centros de Mayores, al Consejo de Ciudad, a la relación con todas las Entidades Ciudadanas, a la relación de los Barrios Rurales con el Ayuntamiento, o a la participación de cada ciudadano con su ayuntamiento.
Hablamos de seguridad, de limpieza, de obras menores, de protección al patrimonio, de tráfico, de prevención, de cultura y deporte, de ocupación del espacio público, de relaciones económicas, de educación y colegios, etc.
¿Pero quién es capaz de reformar algo que no pide la sociedad zaragozana y que no conviene a los políticos del Ayuntamiento abrir y reformular?
En los años 2012 a 2015 se realizaron muchas reuniones entre Vocales y Concejales, entre el Consejo de Ciudad para intentar llegar a un acuerdo que nunca se materializó. Con posterioridad no hubo ganas y ahora tampoco… o solo las hay si se quiere hacer por Decreto y no con consenso. Las Asociaciones de todo tipo en Zaragoza debería exigir su cambio con peticiones constantes.